Madrid es una de esas ciudades en las que la vida cultural y literaria se respira en sus calles. No solo por la cantidad de librerías de todo tipo que atesora o por sus museos, sino por la dilatada nómina de autores que han residido en ella y han ambientado allí sus historias. Galdós, por ejemplo, cuenta con varios discretos homenajes que es entretenido buscar mientras uno pasea por allí. Pero lo más sorprendente de todo son las exposiciones temporales de primerísima categoría de las que uno puede gozar en cualquier momento del año: la espiritualidad de Rogier Van der Weyden, cuyas fastuosas crucifixiones parecen recién pintadas, después de las cuidadosas restauraciones de las que han sido objeto o la increíble colección de los siglos XIX y XX del museo de Basilea: Picasso, Ernst, Giacometti, Klee, Munch, Léger, Wharhol, Van Gogh, Monet, Manet, Gaughin, Pissarro, Modigliani... Distintas formas de expresar lo mejor y lo peor del espíritu humano, de reflejar la belleza de la naturaleza o lo absurdo de la existencia.
También merece la pena subir a la terraza del remodelado Ayuntamiento (vamos a excluir de aquí la polémica sobre el altísimo coste de la obra) en la plaza de Cibeles y contemplar la amplísima extensión de la ciudad, reconociendo la silueta de los edificios más importantes, sobre todo en un día tan claro como fue el domingo pasado. Uno no puede dejar de evocar al Diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara levantando los tejados de Madrid para que los espectadores oteemos los vicios de sus habitantes, como si fueran personajes de la comedia de la vida.
En el club de lectura de la Biblioteca Provincial, comienza el mes con la lectura de un clásico moderno: La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera.
En el club de lectura de Más Libros Libres, una de las distopías más terribles jamás escritas, que siempre está de actualidad: 1984, de George Orwell.
En el club de ensayo de Más Libros Libres abordamos un interesante volumen que ya se presentó hace un par de meses en La Noria: Las caras de Bélmez ¿fantasmas o fantasmadas? de nuestro amigo Juan Manuel Alonso.
En el club de lectura de la Biblioteca Cristóbal Cuevas, una novela de uno de los escritores españoles más relevantes de este momento: Absolución, de Luis Landero.
En los clubes de lectura del Centro Andaluz de las Letras, propuestas de lo más variado: La isla de la última verdad, de Flavia Company, Las vidas de las mujeres, de la premio Nobel Alice Munro y El trapero del tiempo, de Rafael García Maldonado.
En el club de lectura del Ateneo de Málaga, una novela excelentemente construída del maestro Onetti: El astillero.
En el club de lectura de Casa del Libro un clásico moderno que aborda el problema de la culpa: El cabellero provisional, de Sebastian Barry.
En el club de lectura de la Librería Luces, Tierra desacostumbrada, de Jhumpa Lahiri, excelentes cuentos sobre emigrantes de La India en Estados Unidos.
En el club de lectura de Fnac Málaga, todo un clásico de nuestra literatura, que fue objeto de una recordada adaptación cinematográfica por parte de José Luis Cuerda: El bosque animado, de Wenceslao Fernández Flórez.
En el club de lectura Encuentro con los clásicos, de Arroyo de la Miel, se viaja a los orígenes del teatro con Las suplicantes, de Esquilo.
En el club de visionado obligatorio, una película portuguesa que rinde homenaje al lenguaje del cine mudo: Tabú, de Miguel Gomes.
Y por fin, dentro de las actividades del Festival de Cine de Málaga, veremos la interesante Grupo 7, de Alberto Rodríguez (director de La isla mínima) y debatiremos acerca de los fundamentos de la lucha contra el narcotráfico en España y en el mundo.
Quiero recomendarles también un evento del que seguramente seré moderador, a celebrar en el Salón de Actos de La Noria: se trata de una Mesa Redonda en la que jóvenes autores y creadores debatirán acerca de cómo ha afectado la crisis al mundo cultural. Más información aquí:
http://www.slideshare.net/MasLibrosLibres/mesa-redonda-nuevos-autores-ms-libros-libres-46684464
¡Felices lecturas!
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