lunes, 1 de marzo de 2010
BLOW UP (1966), DE MICHELANGELO ANTONIONI. PASEO POR EL LONDRES POP.
Durante muchos años, Michelangelo Antonioni fue el niño mimado de la crítica, por lo que podía filmar la película que quisiera, presentar cualquier experimento en los festivales más prestigiosos con el aplauso asegurado.
A mí entender, "Blow up" es una película sobrevalorada, que ha quedado tremendamente desfasada. Además resulta muy aburrida en muchos tramos, porque realmente no sucede nada, salvo un retrato de la "locura" del Londres pop de los sesenta, donde la rebeldía consiste en ataviarse con un traje de mimo y recorrer las calles en un vehículo estrambótico pidiendo dinero a la gente.
El protagonista es un tipo realmente antipático, un fotografo de moda cuya vida oscila entre lo envidiable (suele encontrarse rodeado de modelos que reclaman su atención de todas las maneras posibles) y lo anodino (su evidente aburrimiento existencial, que transmite con acierto al espectador). El fotógrafo pasea por el Londres más pijo con disfraz de bohemio, hace algunas llamadas telefónicas donde certifica su hastío y es testigo indirecto, a través de su cámara, de lo que parece ser un asesinato.
Las imágenes que revela después de su paseo por parque son realmente turbadoras: una joven y un hombre. El hombre parece caer asesinado. La joven parece cómplice. La joven se presenta en casa del fotógrafo para pedirle las fotos y parece querer "seducirle" con un top less desganado, a lo que el fotógrafo responde con un intento de encuentro sexual, pero mostrando a la vez indiferencia. Claro que la escena va a ser interrumpida por un timbrazo en la puerta: el fotógrafo va a recibir una hélice que compró en una tienda de antiguedades. Un elemento importantísimo en la película, porque va a servir al protagonista para decorar su amplio garaje.
Así transcurre la dirección de Antonioni, algo errática, como la existencia del protagonista. Parece que la misión principal del realizador es retratar una ciudad en una época determinada: lo consigue en parte. Pero el cine consiste también en proponer una trama al espectador que despierte su curiosidad, no en aburrirlo con presuntas modernidades. Y es ahí donde Antonioni se estrella. El presunto atractivo de las imágenes de un asesinato captadas por casualidad queda en una mera anécdota, lo importante es la interesante vida del fotógrafo interpretado por David Hemmings, que debe estar quitándose de encima constantemente a las jovencitas que le salen al paso.
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Estoy de acuerdo contigo. Tampoco me gustó Zabriskie Point que fue la última que vi de él. Sus buenas películas, a mi entender, son anteriores a Blow Up: Las amigas, La aventura, La noche... y quizá Desierto rojo. Pienso que son las que habría que reivindicar frente a la visión negativa que se ha dado de su cine últimamente.
ResponderEliminarUn abrazo
Victoria
El desierto rojo me pareció una película muy correcta. Las otras que mencionas no las he visto, pero espero verlas pronto, y más teniendo en cuenta tu recomendación.
ResponderEliminarAbrazos.
Me parece que la película puede recibir críticas, y muchas quizás, pero que lo que Vd. hace es trivializar el filme, y después de conseguirlo, decir que es mala, trivial, y aburrida. Creo que eso es tirar por el camino más fácil, por no meterse más a fondo. La hélice no sé qué diablos significa después de haber visto la película en varias ocasiones, pero fíjese que es algo que gira sobre sí misma sin cambiar de lugar, y la peli empieza y acaba casi igual, y pasan veinticuatro horas. Por lo demás, la película no es la típica trama, ni el asesinato interesa nada, sino que busca algo así como una reflexión, o mejor, busca provocar sensaciones sobre lo que es la imagen y su posible relación con la realidad, y sobre qué entendemos por realidad (mimos al final, pelota invisible pero que acaba oyéndose, Thomas entrando en el juego, Thomas que desaparece físicamente en los últimos segundos...). Y luego los colores. Hélice, colores, sensaciones visuales y audiotivas (el movimneinto de las hojas del parque cuando "ve" algo en las ampliaciones en su estudio), la escena de la guitarra rota y lo que eso significa dentro y luego fuera, las fotos en blanco y negro y las fotos en color de Thomas, la comparación entre las ampliaciones y las pinturas de su vecino -tan parecidas a las del propio Antonioni en su faceta de pintor- y tantas otras cosas que Vd. se salta sin tomarse la molestia...
ResponderEliminarPuede que tenga razón o parte de razón, pero no veo en su escrito que, como he dicho, se haya tomado la molestia de hacer otra cosa que trivilizar un filme que, guste o no, merece algo más de tiempo.
¿No?
Un saludo, MMR.
Bueno, lo cierto es que no sé si trivializo o no en la crítica, quizá sí. La película me aburrió soberanamente y por eso la despacho tan pronto. Pero usted no se irrite tanto, y menos en Nochebuena... Comprenda que hay opiniones para todos los gustos.
ResponderEliminarUn abrazo.