miércoles, 22 de julio de 2009

ESTUPOR Y TEMBLORES (1999), DE AMÉLIE NOTHOMB. CORTESÍA A LA JAPONESA.



Leo este libro de un tirón, estimulado por la recomendación entusiasta de un amigo. Y me deja absolutamente perplejo. Mi visión como occidental de la sociedad japonesa ha dado un giro de 180 grados.

La narración es autobiográfica. La autora cuenta su experiencia de un año trabajando para una gran compañía en Tokio. Pronto va a darse cuenta de que su presencia no es tolerada de buen grado por sus superiores, que comenzarán a intentar hacerle la vida imposible a través de humillaciones y violencia verbal. Y es que la chica comete un pecado imperdonable en el mundo laboral japonés: toma decisiones por iniciativa propia. En Japón las empresas basan su funcionamiento en su estricta jerarquía: las órdenes de un superior son incuestionables, aunque sean absurdas. El empleado no tiene nunca motivo de queja. Su ser pertenece en cuerpo y alma a la compañía durante el horario de oficina y debe aprender a ser tratado aún peor que en nuestro antiguo servicio militar. ¿Cómo se cimentó el milagro económico japonés, existiendo esta rigidez? ¿Tendrá todo esto que ver con la actual falta de competitividad del mercado japonés? Las personas, al menos desde el punto de vista occidental, siguen siendo personas cuando se encuentran en su puesto de trabajo. Aquí en ocasiones pasan a ser meramente objetos para el desahogo de los superiores, destinatarios de unas broncas monumentales.

Me queda la duda de si se narra aquí un desgraciado caso aislado o si esta es la norma para los occidentales que trabajan en la tierra del Sol naciente. Resultan también escandalosos los comentarios racistas o denigrantes con los disminuidos psíquicos que recoge la novela. El ser japonés es el único puro. Lo occidental está contaminado de muy malas influencias. Todos estos valores y esta educación que se inculca desde la más tierna infancia tienen a la larga un efecto deprimente para el japonés medio (y sobre todo para la mujer japonesa, especialmente afectada por todo esto), que generalmente impide alcanzar un mínimo grado de felicidad.

Una novela de lo más entretenida e interesante. Una manera insólita de descubrir aspectos de la cultura japonesa que no suelen incluirse en los documentales.

6 comentarios:

  1. Si no estoy equivocada esta historia narrada por su protagonista, fué llevada al cine de forma impecable.La chica va siendo degradada dentro de la empresa hasta ser enviada a limpiar los sanitarios, e incluso allí, hay una escena muy desagradable al ingresar en el lugar un alto ejecutivo. Se tiene la sensación que los japoneses acusan claras tendencias al sadismo.Parecen gozar con cada paso de esa degradación laboral que practican contra ella.
    Cordiales saludos, Beatriz Basenji.

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  2. Sí, tengo entendido que existe una versión cinematográfica. Debe ser muy interesante, porque el tema de la novela da para una buena película.

    Un saludo.

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  3. Al leer tu comentario Miguel, me picaste la curiosidad, y la verdad que el librito me ha divertido mucho... quizás yo ponderé más que tú la vis cómica que tiene el libro, o quizás es que como trabajo de contable me he sentido identificada como jefa de un ser "con un talento especial"... no sé yo me he reído de lo lindo. Y creo que Amélie Nothomb también pretendía que riéramos de ella, pero sobre todo con ella, puesto que ella es la primera que se mofa de sí misma.
    Gracias Miguel, por descubrime una nueva escritora...
    SAYONARA.

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  4. Bueno, he de decirte que a mí también me recomendaron el libro, aunque ya me sonaba la escritora de antes. Tiene algún libro más relacionado con el Japón.

    Saludos.

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  5. Ya antes de la sorpresa de este librito de Amelie, había leído la novela de un periodista americano, Alan Brown, llamada "El cuello de Audrey Hepburn", donde se recrea las vicisitudes de un adolescente japonés.

    El autor vivió siete años en el país del sol naciente, lo que no es equiparable a la experiencia de Amelie, pero, en cualquier caso, también da una visión de la psicología japonesa alejada de los tópicos de delicadeza y sensibilidad que podemos encontrarnos en novelas de éxito como "La elegancia del erizo".

    Mucho ojito con los japoneses que no son lo que parecen, y recordemos que para llevar a cabo atrocidades durante la segunda guerra mundial no necesitaron de organizar las SS ni que les gobernara un sociópata como Hitler.

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  6. Me anoto el libro de Alan Brown, que debe ser muy interesante, como todo lo que recomiendas. Saludos, Francisco.

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