Al igual que en Cautivos del mal, Minnelli ofrece en esta película un despiadado retrato del mundo del cine a través de unos triunfadores que son hombres permanentemente en la cuerda floja. Kirk Douglas interpreta a un actor en horas muy bajas, recluido desde hace años en un sanatorio después de haber sufrido una serie de decepciones vitales y profesionales. El director con el que tanto trabajó en el pasado - y con el que mantiene una serie de cuentas pendientes - vuelve a llamarlo para ofrecerle un pequeño papel en una película que está rodando en Roma. Dos semanas en otra ciudad ofrece, además de la sublime dirección de Minnelli, el contraste actoral entre dos monstruos como Kirk Douglas y Edward G. Robinson. Douglas es el personaje atormentado y pasional, que manifiesta sus sentimientos a través de sus actos, buscando en todo momento una redención casi imposible de su pasado. Robinson aparece como un tipo más tranquilo y calculador, aunque también posee un tormento interno, pues es atacado a la vez por los problemas de la producción y por los desmesurados celos (justificados) de su esposa. Además, aparece una visión muy cruel de una industria del cine más como negocio que como arte, con unos profesionales agobiados por unos plazos imposibles y que son capaces de darlo todo (literalmente) en pos de finalizar su trabajo. Impresionante historia de pasiones desatadas que confirma a Minnelli como uno de los grandes directores del Hollywood clásico.
P: 9
No hay comentarios:
Publicar un comentario