sábado, 22 de agosto de 2020

TRÁNSITO (2001), DE CONNIE WILLIS. BAJO LA LÍNEA DE FLOTACIÓN.



El fenómeno de las ECM (Experiencias cercanas a la muerte) es uno de los que más ha desconcertado a los científicos, por lo que ha sido aprovechado por los amantes de lo sobrenatural para utilizarlo como prueba de la existencia de un más allá, de que la muerte es en realidad un tránsito hacia otra realidad mucho mejor que la presente. Aunque no soy ni mucho menos un especialista en el fenómeno, creo que existe bastante consenso entre los investigadores serios en que se trata de un mecanismo cerebral que prepara al sujeto para afrontar de la mejor manera posible el trauma del fallecimiento, aunque se desconozcan muchos detalles fundamentales de su funcionamiento y propósito. La novela de Connie Willis parte de una premisa fascinante: la de dos médicos investigadores que pretenden recrear el fenómeno a través de drogas, para una vez despertado al sujeto, recoger su testimonio de la forma más rigurosa posible.

Como los voluntarios del proyecto de los doctores Richard Wright y Joanna Lander no son los más adecuados para llegar a conclusión alguna, la protagonista decide someterse ella misma al experimento. Una vez que comienza, se da cuenta de dos cosas: que la experiencia no se parece en nada a un sueño, sino que se siente como enteramente real y que aparece siempre en el mismo lugar: en el buque Titanic cuando acaba de chocar con el iceberg que acabará hundiéndolo. Esto último, que a Joanna le parece un sinsentido, se convierte en una obsesión para ella y no tiene más remedio que iniciar una investigación acerca de ella misma para intentar averiguar a qué se debe el escenario dónde transcurren sus ecms. 

En el transcurso de la narración, Willis va dosificando la información que recibe el lector acerca de la respuesta final a las desconcertantes experiencias de Joanna, que esperaba ver un recibimiento en un jardín con familiares muertos y ángeles, como mucha gente reporta. Poco a poco todo va adquiriendo sentido y la solución estará a nuestro alcance bastante antes de que termine la novela, una respuesta con bastante lógica y que se aleja bastante de las optimistas teorías de gente como Maurice Mandrake, un escritor que también investiga en el Hospital y que está convencido (sus best sellers así lo atestiguan), que las ecms son experiencias de tránsito hacia el paraíso eterno. El método científico frente a la necesidad de creer en milagros. 

Tránsito es una novela inteligentemente construida. Presenta a personajes muy humanos (aunque la protagonista posea rasgos demasiado perfectos) y los pone nada menos que frente al enigma de la muerte, de una manera mucho más realista a lo que lo hacía Joel Schumacher en su célebre película Línea mortal. Sí que es cierto que la narración se extiende por demasiados capítulos y que los últimos son un tanto anticlimáticos, una vez que el lector ya conoce los resultados de la investigación de Joanna y Richard. En cualquier caso, a mí me sirve de puerta de entrada al universo de una de las escritoras de ciencia ficción más interesantes de los últimos años.

2 comentarios:

  1. Desconocía a esa escritora. Pero se ve interesante. aunque las novelas largas... Me cuesta abordarlas.

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  2. Una novela que sugiere inmersiones en campos desconocidos

    Muy interesante tu reseña. Un abrazo

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