jueves, 19 de marzo de 2020

LA ESPAÑA VACÍA (2016), DE SERGIO DEL MOLINO. VIAJE POR UN PAÍS QUE NUNCA FUE.

Vivo en un pueblo muy pequeño, pero no se puede decir que yo habite en la España vacía. Mi pueblo de adopción tiene excelentes comunicaciones. Puedo estar en diez minutos en un pueblo grande con todo tipo de servicios y en tres cuartos de hora en la capital. Aquí todavía hay muchos niños, aunque menos jóvenes, porque muchos tienen que buscarse la vida fuera. Sí que es cierto que a veces se alcanza en este lugar momentos de silencio pleno y absoluto, una experiencia que difícilmente puede vivirse en una gran urbe, como si el pueblo fuera un organismo pequeño, frágil y delicado que necesita periodos de descanso total para poder seguir con su existencia rutinaria.

Pero esta situación no es la habitual en muchos pueblos de la zona centro de España. Madrid, Barcelona y otras grandes urbes han actuado durante décadas como centros de atracción para millones de personas que dejaban su lugar natal, sin servicios, sin futuro, abandonado de la mano del Estado, por la promesa de una vida mejor empezando desde cero. Los cinturones de las grandes ciudades están repletos de barrios humildes, construidos con materiales baratos, que dieron alojamiento a aquellos que empezaban la gran aventura de sobrevivir en un entorno que un muchas ocasiones se les presentaba duro y hostil. Pero los fantasmas que se dejaban atrás pasaban a habitar las nuevas viviendas. Los nuevos madrileños o barceloneses jamás olvidan su origen e intentan transmitir a sus descendientes, al menos parte de su legado, aunque éste se va disipando poco a poco. Muchos de los que volvían de visita al pueblo se sentían como el protagonista del relato Los campesinos, de Chejov:

"(...) agotado de volver al campo por el eterno vaivén, el hambre, las pestilencias asfixiantes, la porquería, y odiaba y despreciaba la pobreza y sentía vergüenza de que su mujer y su hija vieran a su padre y a su madre."

¿Quienes son los que se quedan en esos lugares mal comunicados, aislados en invierno? ¿Quienes resisten viviendo sin el apoyo firme de la Administración que sí existe en otras partes? Son una especie resistente, gente mayor que se sabe abocada al fracaso, si es que alguna vez mantuvieron la ilusión de mantener el lugar con vida con nuevas generaciones de vecinos. A veces el aislamiento tiene resultados más trágicos y se producen crímenes cuyas motivaciones son absolutamente inversosímiles para cualquier urbanita. Por eso tenemos una visión negativa de estos lugares, como si estuvieran habitados por locos y eremitas que han decidido libremente cortar todo contacto con el resto de la sociedad. Estos pueblos salen del olvido solo cuando se produce una tragedia, como la de Fago, hace pocos años:

"Las tensiones y disputas, sin duda, son generalizadas, y un entorno pequeño las magnifica hasta niveles insoportables. En la ciudad todo se diluye, las cosas pierden importancia. Pero discutir y enfrentarse no lleva necesariamente al crimen. Tienen que concurrir otros factores muy especiales para que alguien apriete un gatillo. Pero Fago sólo fue noticia una vez en toda su historia, y se cree que hace mil años que está habitado. Una sola mención en las crónicas del país en un milenio. Cuando las aldeas de la España vacía salen en los periódicos nacionales siempre es en la sección de sucesos. Toda la información que recibimos de esos sitios, cuando la recibimos, es negativa. Es fácil cubrirlos de leyenda negra, imaginarlos como lugares asfixiantes donde pasan cosas terribles porque sólo sabemos que allí pasan cosas terribles. Matan a gente con brutalidad, y la matan por minucias miserables."

Pero este abandono estatal no viene de ahora. La leyenda negra de Las Hurdes, por ejemplo, tiene más de un siglo. Las Hurdes ha sido siempre el lugar emblemático del atraso, una especie de sitio salvaje en el mismo corazón de España, pleno de hambre y enfermedades. A pesar de que el retrato que nos ha llegado no siempre fue el correcto, puede servir como metáfora de una situación endémica, como la del lugar al que nadie quiere ir a parar. El libro de Sergio del Molino es una lectura muy sugerente, entretenida y reflexiva acerca de un problema recurrente, pero al que pocas soluciones se aportan. Leerlo en estos días de aislamiento y silencio produce una sensación especial, paradójicamente reconfortante. Quizá cambien muchas cosas en este país después de este trauma y puede que una de ellas sea el redescubrimiento de que la soledad a veces también aporta algunos beneficios.

4 comentarios:

  1. Seguro que es una lectura estupenda que nos hace reflexionar de la vida en los pueblos, casi vacíos ya.

    Un abrazo y feliz día de lectura

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  2. Me hiciste acordar el famoso libro de Capote "A sangre fría" que sorprende porque eso ocurrió en el profundo y despoblado sur de Estados Unidos. Aunque te digo la verdad. Pienso que esas cosas ocurren en todas partes, pero cuando pasan en un lugar donde "nunca ocurre nada" entonces tiene más relevancia propagandística.

    En cuanto a la España vacía. No sé si sigues este blog, pero si no lo sigues, entonces te lo recomiendo. Es de un señor que se dedica a estudiar y documentar como fue la vida en los pueblos que ya están despoblados...Una labor de arquología social, cultural y arquitectónica. Te lo recomiendo http://lospueblosdeshabitados.blogspot.com/

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  3. En otro orden Miguel. perdona el abuso, pero voy a aprovechar la fulana crisis para pedirte que leas algo en que sé que te interesará. Se trata de una de mis novelas hiper-cortas, casi un cuento. Lo puedes bajar sin ningún costo acá
    https://freeditorial.com/es/books/la-propiedad
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    Y también darte una copia de mi último libro de cuentos PORTUGAL MAR AFUERA ¿Qué te parece? Para ello necesito que me pases tu correo o escríbeme al mío identificándote...alijrh@gmail.com

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  4. Lo leeré, sobre todo teniendo cuenta que es un homenaje a Stefan Zweig. ¡Abrazos!

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