Ahora que he podido leer tranquilamente los poemas, hago referencia, más de un mes después, a la brillante lectura poética que protagonizó mi amigo Jorge en el Ateneo malagueño. Lo primero que cabría destacar fue el ambiente íntimo (a pesar del numeroso público) conseguido, la perfecta iluminación y el acompañamiento musical de los poemas. Jorge fue en todo instante un auténtico farero, guiándonos a todos a través de su luz a hacer un paréntesis en nuestra existencia cotidiana y reflexionar acerca de los caminos emprendidos. Una invitación a soñar, en suma:
"Os propongo un viaje de sueños y a tráves de los sueños, porque quizá la vida y todo esto que vemos es solo sueño, pero soñar nos realiza y nos conmueve. Escuchemos, acojamos nuestras ideas y reforcemos lo que somos.
Os invito a soñar, escuchad, levemente, pero escuchad....."
Quizá lo importante en la vida no sea el objetivo, sino disfrutar y aprender del camino que lleva al mismo. Dejó aquí mi poema favorito, que tiene ecos de Jack Kerouac, "En el camino", quizá porque la metáfora de la carretera es la más apropiada para mí, que me encanta conducir y reflexionar mientras lo hago. El estar en marcha, en un lugar indeterminado, es quizá nuestra condición vital más natural, aunque no nos demos cuenta de ello.Reflexionen y sueñen:
Perdidos en el desierto de los oídos callados todo carecedel sentido lógico para
que los pozos ocultos tengan amarrados
frente a las ramas que se atan nuestro pasado más certero de miedos.
Viajar hacia la nada parece concreto a nuestros destinos, aferrados
a lo insignificante de la existencia marcada, de nuestra esencia más pura.
Yo rogaría un ramo de pétalos tocados a la gracia abierta de unos labios
quizá para arrancar los odios perdidos en nuestros moribundos anhelos
de calor humano y saber a ciencia exacta si mis dedos alcanzan los brotes
de luz en la arboleda marítima que parecen tus brazos si tocan la calma,
que se atreve a aparecer asombrada de amaneceres abrazados a tu pureza.
Me acerco a la carretera que aunque vacía de lo que somos, parece dibujar
horizontes de ilusiones en la lejanía. Será entonces cuando suba a la autopista
y marchemos con destino a ninguna parte solo avisando desde mis pies a la premura
del encuentro más furtivo contigo mismo, ya no solo por verte, si no por bucear
en los fondos profundos del océano.
Allí, en ese preciso lugar, constato de donde provengo y se escriben
las crónicas rotas de los sucesos vividos, que probablemente hagan
que nuestros propósitos duren toda una vida para guardarlos
en una habitación de motel y desayunar frente a frente como cuando
duermes entrelazado a la ansiedad de recorrer el mundo que no vuelve
para ya solo quedarte con tus manchas que vuelven del sur caliente.
Aunque estuve en el recital, debido a mis problemas de audición no pude participar en la experiencia, en la que Jorge demostró ser un buen maestro de ceremonias.
ResponderEliminarAhora que leo su poesía, y como conozco su admiración por Kavafis, veo que comparte con él su actitud de ponerse en camino para descubrise a sí mismo. Creo que es una poesía muy fresca, y que puede conoctar con muchas sensibilidades. Espero que nos siga deleitando,
Totalmente de acuerdo, amigo Hiperion. Y me consta que el Ateneo no dejan leer a cualquiera...
ResponderEliminarSaludos.