Pacheco recoge un testimonio de una trabajadora de Puerto Banús, en Málaga, que resulta muy elocuente:
"(...) te encuentras en un entorno en el que se aprecia casi exclusivamente aquello que vale tanto dinero, a lo que tú nunca tendrás acceso; se le da un valor añadido a lo material, al lujo, […] ves cómo se comporta la gente, cómo se viste, y crees o te dicen o te hacen sentir que esa gente es mejor que tú, y entonces tú, por un momento, quieres ser como esa gente."
Para escribir este libro con conocimiento de causa la autora se infiltró como trabajadora - gracias a la complicidad de un sindicato - en un hotel de lujo del centro de Barcelona. Allí asiste a las reuniones de la plantilla con un director de Recursos Humanos más preocupado por llegar puntual a su cita con el padel que en atender a las demandas de unos empleados que asisten a estos encuentros con una mezcla de aburrimiento y escepticismo. A los trabajadores les hacen ver que son parte de un proyecto de éxito, que se basa ante todo en hacer felices a los huéspedes, pero sus sueldos son precarios y su vida cotidiana mucho más sórdida que el ambiente de lujo artificial en el que deben desarrollar sus tareas. Y el lector no puede dejar de evocar (Pacheco la nombra en varias ocasiones) series como The white lotus que ahondan en ese contraste entre las vidas de los muy ricos y los trabajadores precarios en unos escenarios casi dickensianos. Por mucho que los políticos se llenen la boca con planes de vivienda y mejoras sociales, el modelo turístico actual no parece tener alternativas, al menos a corto plazo, por lo que Estuve aquí y me acordé de vosotros va a ser un libro-reportaje que va a estar vigente durante muchos años.
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