No es un secreto que Vargas Llosa emprendió un largo viaje ideológico desde una juventud de simpatías marxistas hasta una madurez liberal. Precisamente es esta pasión ideológica, este idealismo el que le llevó a aparcar su prestigiosa carrera literaria en pos de alcanzar el poder en su país natal y emprender una serie de reformas que, según él, deberían sacar a Perú de su atraso histórico y dinamizar la economía abriendo la misma a los mercados internacionales, frente al enquistado reparto de la pobreza que ha estado vigente en los periodos democráticos y dictatoriales de aquel país:
"Así comenzó esta historia. Desde entonces, cada vez que me han preguntado por qué estuve dispuesto a dejar mi vocación de escritor por la política, he respondido: «Por una razón moral. Porque las circunstancias me pusieron en una situación de liderazgo en un momento crítico de la vida de mi país. Porque me pareció que se presentaba la oportunidad de hacer, con el apoyo de una mayoría, las reformas liberales que, desde comienzos de los años setenta, yo defendía en artículos y polémicas como necesarias para salvar al Perú».
Pero alguien que me conoce tanto como yo, o acaso mejor, Patricia, no lo cree así. «La obligación moral no fue lo decisivo —dice ella—. Fue la aventura, la ilusión de vivir una experiencia llena de excitación y de riesgo. De escribir, en la vida real, la gran novela»."
En alguna entrevista Vargas Llosa ha comentado que para un escritor cualquier evento biográfico, positivo o negativo, puede convertirse en material literario de primera. La aventura política emprendida le va a dar un material de primera, sobre todo cuando empiece a pisar el barro de la lucha partidista frente a los sueños ideológicos idealistas que le han hecho fundar el Movimiento Libertad. Poco tiempo hay para sutilezas ideológicas cuando la realidad diaria reclama reacciones frente a maniobras sucias, intrigas o conspiraciones por parte de adversarios y aliados. Durante su campaña por todo el país el autor y sus seguidores dan frecuentes muestras de valor personal, puesto que no es extraño que sean recibidos con hostilidad en algunas de las regiones que visitan. Las palabras se tergiversan y, de manera muy literaria, la realidad puede convertirse en ficción en cualquier instante:
"Desde muy joven he vivido fascinado con la ficción, porque mi vocación me ha hecho muy sensible a ese fenómeno. Y hace tiempo que he ido advirtiendo cómo el reino de la ficción desborda largamente la literatura, el cine y las artes, géneros en los que se la cree confinada. Tal vez porque es una necesidad irresistible que la especie humana trata de aplacar de cualquier modo y aun por conductos inimaginables, la ficción aparece por doquier, despunta en la religión y en la ciencia y en las actividades más aparentemente vacunadas contra ella. La política, sobre todo en países donde la ignorancia y las pasiones juegan un papel tan importante en ella como el Perú, es uno de esos campos abonados para que lo ficticio, lo imaginario echen raíces."
Lo verdaderamente sorprendente es que un candidato de la solidez y la cultura de Vargas Llosa fuera vencido finalmente por un populista como Alberto Fujimori, un político oportunista que apenas era conocido pocos meses antes de su victoria. La derrota es de la que escuecen, pero para el autor también se convierte en la oportunidad, muchas veces soñada de retomar la vida anterior, la vida del intelectual que se dedica a sus libros y a sus conferencias, dejando atrás la agotadora vorágine política.
Respecto a los capítulos que narran su infancia y juventud, resultan una lectura deliciosa, pues retratan a un Vargas Llosa en permanente enfrentamiento con un padre que había abandonado a su madre con motivo de su nacimiento. Se trata de un joven que desea ser independiente a toda costa, que compagina trabajos y estudios en pos de una vocación literaria que resuena en su espíritu desde bien temprano. Conocemos sus primeros amores, su relación y boda con la tía Julia y el sueño cumplido de visitar París. Una vida intensa protagonizada por un hombre inquieto que va a tomar su mejor material literario de la misma. Nada más humanista que la descripción tan íntima y sincera de la vida de un ser humano.
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