miércoles, 6 de mayo de 2020

CUENTOS DE INQUIETUD (1898), DE JOSEPH CONRAD. LA MIRADA DEL OTRO.

Joseph Conrad es uno de esos escasos escritores que pueden ser reconocidos como representantes de una época. El autor de origen polaco utilizó su propia vida aventurera como material habitual de su obra, plasmando así en sus novelas y cuentos una visión muy particular de las relaciones entre oriente y occidente, entre norte y sur en el marco de la época dorada del colonialismo. A Conrad le suele interesar mucho el encuentro entre mundos antagónicos y la relación que surge de ellos, adoptando en muchas ocasiones el punto de vista de esos salvajes que eran el objetivo principal de la misión civilizadora de los europeos. 

En cualquier caso si algo caracteriza a Cuentos de inquietud es su diversidad temática, tanto que Conrad ofrece algunos cambios de registro que resultan una auténtica sorpresa para quienes se acerquen a estos relatos buscando exclusivamente exotismo. Karain, un recuerdo, es la historia de una amistad entre un traficante de armas y un caudillo malayo. Aunque tarda un poco en arrancar, el relato se esfuerza magistralmente en penetrar en la psicología de un hombre con costumbres que al occidental le parecen insólitas y cómo se puede consagrar una existencia en la resolución de un asunto de honor. Además en Karain, un recuerdo, cobra importancia la apelación a lo sobrenatural, cómo, para que los muertos se hagan presentes, basta con creer en ellos y para que desaparezcan, basta con tener fe en un determinado conjuro.

Los idiotas es un relato absolutamente cruel. Trata de cómo una broma del destino puede afectar a una familia que parecía destinada a una próspera felicidad. El nacimiento de hijos con problemas mentales, se convierte aquí en una tragedia que marca la existencia de un joven matrimonio que no sabe cómo afrontar el desconcierto y la vergüenza que ello supone. Un verdadero estudio psicológico de la desdicha y sus tremendas consecuencias.

Una avanzadilla del progreso es una especie de precedente de El corazón de las tinieblas. Se trata del relato de la estancia de dos personajes en una factoría (una especie de establecimiento dedicado a intercambios comerciales con los nativos), en el interior de África. Kayerts y Calier se enfrentan a lo que creen una misión fácil, dedicada solo a la contemplación y a la espera de acontecimientos. Pero ellos son occidentales y no comprenden las motivaciones de sus colaboradores nativos ni de las tribus que los rodean. Acostumbrados a la lógica de occidente, no son capaces de acercarse ni en lo más mínimo al entendimiento del otro. Incluso la naturaleza salvaje que los rodea acaba siendo un elemento hostil que acaba con todas las convicciones que estaban arraigadas en la costumbre de la cómoda existencia en una urbe europea:

"Pocas personas comprenden que sus vidas, la esencia misma de su carácter, sus capacidades y sus audacias, son mera expresión de su fe en la seguridad de su entorno. Valor, compostura, serenidad, emociones y principios, todo pensamiento grande o pequeño, no son del individuo sino de la masa: de la masa que cree ciegamente en la fuerza irresistible de sus instituciones y de su moral, en el poder de su policía y su opinión. Mas el contacto con el salvajismo sin atenuaciones, con la naturaleza primitiva y el hombre primitivo, desencadena repentino y hondo trastorno en su corazón. Al sentimiento de estar aislado de los congéneres, a la percepción nítida de la soledad de los pensamientos y sensaciones propios, a la desaparición de lo habitual, que es lo seguro, se une la aparición de lo inhabitual, que es lo peligroso: una intución de cosas vagas, indomeñables y repulsivas, cuya intromisión turbadora desboca la imaginación y pone a prueba los civilizados nervios, así de necios como de sabios."

La temática de El regreso es toda una sorpresa. Se trata de un cuento sobre una relación matrimonial que bien podrían haber firmado Stefan Zweig o Sándor Márai. Hay en toda la relación una atmósfera de misterio, no solo en la revelación de la esposa, sino en el ambiente opulento en el que se desarrolla la existencia de los protagonistas, que Conrad sabe describir tan bien. Lo que viene a decir El regreso es que las seguridades de una vida próspera no son tales y que cualquier nimio acontecimiento, desarrollado en nuestra ignorancia, puede dar al traste con toda la presunta solidez bajo nuestros pies. Un relato profundamente psicológico y de final imprevisible.

La laguna es el relato más temprano de Conrad y en sus páginas se nota la voz de un escritor todavía en formación, pero absolutamente reconocible, que empieza a desarrollar los temas que le obsesionan. Cuentos de inquietud es, en suma, un acercamiento estupendo a un autor que es capaz de desenvolverse en registros muy variados y que domina a la perfección el género del relato. 

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