martes, 8 de noviembre de 2016

SAPIENS. DE ANIMALES A DIOSES (2014), DE YUVAL NOAH HARARI. BREVE HISTORIA DE LA HUMANIDAD.

Hace setenta mil años, el Homo Sapiens, un animal que hasta entonces había seguido una rutina de supervivencia y reproducción muy parecida a la del resto de las especies, empezó a distinguirse del resto de animales. Parece ser que de alguna manera su cerebro se desarrolló de una manera especial a través de mutaciones genéticas accidentales y empezó a desarrollar un instrumento de cooperación extraordinario: el lenguaje. El hecho de ser capaz de comunicarse con otros seres de su especie y poder hacerlo mediante ideas complejas, le otorgó una ventaja decisiva, que sería la base de su futuro dominio de todo el planeta. Así, el hombre se convirtió ante todo en un animal social, en un ser que apenas era capaz de sobrevivir si se quedaba a solas, pero que junto al resto de compañeros de su tribu era capaz de hazañas asombrosas:

"La cooperación social es nuestra clave la supervivencia y la reproducción. No basta con que algunos hombres y mujeres sepan el paradero de los leones y los bisontes. Para ellos es mucho más importante saber quién de su tropilla odia a quién, quién duerme con quién, quién es honesto y quién es un tramposo."

Pero la clave de que esta cooperación se hiciera durarera y admitiera a extraños en su seno fue la capacidad de imaginar mitos, explicaciones del mundo que produjeran una sensación inédita respecto al resto de animales: otorgar sentido a la existencia y saber cual es el lugar que ocupa uno mismo en el grupo, estableciendo jerarquías que podían estar fundamentadas en la existencia de seres sobrenaturales o en reglas que solo tenían explicación en ese ámbito. Esta facultad de crear realidades de la nada es la que ha fundamentado el avance de la humanidad. Por ejemplo, otorgar valor a un trozo de papel que en realidad no sirve para nada, es la base de que se haya llegado al consenso de que el dinero tiene valor y es un medio de intercambio universal. Todas los Estados, instituciones y organizaciones humanas funcionan mediante esa lógica ficticia: existen porque todos creemos en su existencia. Si un buen día dejáramos de creer en el dinero o en las instituciones bancarias, la economía se desmoronaría. Estas entidades imaginadas se han ido haciendo cada vez más poderosas en nuestra vida cotidiana, hasta el punto de que no nos planteamos cual es su verdadero fundamento. 

A pesar de vivir en una sociedad sofisticada, de habitar entornos adaptados artificialmente a nuestro confort, la evolución del ser humano ha sido tan meteórica (y lo sigue siendo, cada vez más), que parte de nuestro subconsciente sigue siendo el de los cazadores recolectores que son nuestros antepasados. Nuestro gusto por el azúcar, hasta el punto de atiborrarnos compulsivamente de este producto tan dañino proviene de su escasez en tiempos remotos, por lo que encontrar un producto con tanto contenido calórico hacía que se aprovechara la ocasión para consumir del mismo cuanto más mejor. 

Una de las afirmaciones más curiosas de Harari tiene que ver con la invención de la agricultura. Según asegura, el asentamiento de pueblos nómadas hizo que la vida se volviera más difícil, que se tuvieran que crear aldeas difíciles de defender y que se dependiera de cosechas que podían echarse a perder por cualquier capricho del tiempo atmosférico. Los cazadores recolectores gozaban de una existencia relativamente más fácil, puesto que podían moverse por donde más les convenía, en busca de territorios vírgenes, repletos de caza abundante y huyendo de posibles competidores de la misma especie. En cualquier caso, el fin del nomadismo implicó el comienzo de la historia del progreso humano que nos ha llevado al punto en que estamos ahora, con la capacidad de transformar el planeta, destruirlo o incluso de conquistar nuevos mundos. Todo asentado, como se ha dicho antes, en nuestra capacidad de crear mitos:

"Acontenció que los mitos son más fuertes de lo que nadie podía haber imaginado. Cuando la revolución agrícola abrió oportunidades para la creación de ciudades atestadas e imperios poderosos, la gente inventó relatos acerca de grandes dioses, patrias y sociedades anónimas para proporcionar los vínculos sociales necesarios."

Teniendo en cuenta también lo siguiente:

"La mayoría de las jerarquías sociopolíticas carecen de una base lógica o biológica: no son más que la perpetuación de acontecimientos aleatorios sostenidos por mitos. Esta es una buena razón para estudiar historia."

Poco a poco el ser humano fue explorando todos los territorios vírgenes. Si hoy vivimos en un mundo globalizado, con sus ventajas e incovenientes ha sido sobre todo gracias a tres de nuestras invenciones: el dinero, la religión y los imperios. Estos elementos y no otros han sido los grandes unificadores de los seres humanos, por más que en muchas ocasiones dicho proceso no haya estado exento de sufrimientos e injusticias. Al final, la última gran resistencia de la vida tradicional, el poder de las familias, del patriarcado y de la propia tribu ha sido sustituido por el Estado y el mercado, que, al menos en teoría, son agentes que tienden a conseguir la igualdad y la libertad de todos los seres humanos. A ello debemos también que nuestras sociedades se hayan vuelto cada vez más pacíficas:

"La reducción de la violencia se debe gran parte al auge del Estado. En toda la historia, la mayor parte de la violencia era resultado de luchas locales entre familias y comunidades."

Yuval Noah Harari ha escrito una auténtica obra maestra del género ensayístico, pues no se conforma con ser riguroso en sus afirmaciones, sino que se esfuerza en que todas ellas sean comprensibles por cualquier lector. El futuro del ser humano es abordado en un segundo libro, de reciente aparición, que promete también ser una lectura apasionante: Homo Deus.

2 comentarios:

  1. El libro de Harari me gustó mucho y es muy recomendable, pero algunas de las teorías que maneja son bastante controvertidas, lo cual es inevitable porque nunca sabemos lo suficiente acerca de la naturaleza humana y "el sentido de la vida"

    "Los cazadores recolectores gozaban de una existencia relativamente más fácil, puesto que podían moverse por donde más les convenía, en busca de territorios vírgenes, repletos de caza abundante y huyendo de posibles competidores de la misma especie. "

    Este mito de que los cazadores-recolectores podían rehuir la competencia debido a la abundancia de territorio libre no casa mucho con lo que sabemos hoy. No había "territorios vírgenes", en todos había ya pueblos homínidos de otros cazadores-recolectores (Sapiens o no). La prueba de ello es la rapidez con la que se poblaron los territorios vírgenes de las islas del Pacífico, que en pocas generaciones tenían superpoblación pese a que los recién llegados eran muy pocos.

    Una tendencia al sedentarismo siempre ha existido por necesidad social -somos seres sociales-, pero la necesidad de desarrollar la agricultura está relacionada con la superpoblación. La sucesión de acontecimientos probablemente fue ésta: hace 200.000 años Sapiens comienza a desarrollar comportamientos de organización social innovadores -el jefe reparte las presas cobradas en la caza entre los miembros del grupo: no hay lobo o león que haga eso-, hace 70.000 Sapiens sale de África, hace 40.000 comienzan a aparecer las pinturas rupestres y los enterramientos, hace 20.000 nuevas armas permiten cazar más y mejor, aumenta la población y desaparecen los últimos neandertales y erectus, hace 10.000 sedentarismo primero y agricultura después y ganadería después, hace 5.000, las primeras civilizaciones y la escritura.

    http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2014/11/de-animales-dioses-2013-yuval-noah.html

    Muy buena entrada de Miguel Ángel, en todo caso. A leer el libro, que vale la pena. Ahora estoy terminando "Homo Deus".

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  2. Gracias por la aportación que, como de costumbre, enriquece el artículo.

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