martes, 19 de mayo de 2015

MAD MAX, FURIA EN LA CARRETERA (2015), DE GEORGE MILLER. LOS DIABLOS SOBRE RUEDAS.

Uno de mis recuerdos más entrañables que atesoro de los años ochenta son las conversaciones con los amigos acerca de cómo se podría sobrevivir a un ataque nuclear. Todos habíamos visto la mítica El día después y sabiamos que la Tercera Guerra Mundial no sería ninguna broma si llegaba a producirse. Muchos cómics de la época se acercaban al tema, siempre desde el punto de vista tremendista que correspondería a un acontecimiento semejante y revistas como Muy interesante o Algo Nuevo dedicaban muchas de sus portadas a llamativas imágenes de ciudades devastadas y supervivientes arrastrándose por ellas provistos de máscaras antigás.

En este ambiente surgió Mad Max, película mítica para mi generación, de esas que tenías que ver junto a los amigos, para reir a carcajadas, en vez de estremecerte, con las salvajadas que se veían en pantalla. Pero por muy divertido que nos pareciera, sabíamos que en el fondo la historia de Mad Max era trágica: la de unos seres humanos abandonados por los dioses que trataban de sobrevivir en un mundo sin gasolina, sin agua y ultradarwinista. El mismo George Miller, responsable de las tres entregas que se filmaron en los ochenta, ha querido volver a poner su mirada en su personaje, adaptándolo a los nuevos tiempos, lo cual es sinónimo de más espectacularidad, mejores efectos visuales, salvajadas aún más crueles y una fotografía increíble.

Lo más interesante de Mad Max, Furia en la carretera es la recreación de un mundo nuevo, con nuevas reglas y absolutamente alejado de nuestros valores.  El protagonista es un ser errante que bordea la locura y constantemente cae en ella, padeciendo visiones de su hija muerta, a la que previsiblemente no pudo salvar en algún terrible episodio cotidiano de esa realidad. Cuando es capturado por una de las comunidades que han podido sobrevivir a base de salvajismo y matanzas de enemigos, podemos atisbar, dentro de su base, cuales son las condiciones de vida infernales de esa gente, seres poco empáticos que solo mantienen un fuerte instinto de supervivencia que no es incompatible con tendencias suicidas cuando intuyen que van a sacrificarse por su gente y por su dios, el omnipotente Inmortan Joe, poseedor de riquezas inconcebibles: agua, gasolina y cinco jóvenes sanas que podrán darle descendencia.

Paradójicamente, la auténtica protagonista de Mad Max, Furia en la carretera va a ser una mujer, la Furiosa que interpreta Charlize Theron, que lo va a arriesgar todo para rescatar a las jóvenes, quizá una reminiscencia de reivindicación feminista en un mundo que ha barrido cualquier atisbo del pasado. Pero dejemos que sea el propio George Miller el que hable de las motivaciones del personaje:

"Esta película comenzó con una idea muy simple, iba a tratar de una persecución. Decidimos que la razón por la que unos iban a perseguir a otros no sería apoderarse de un objeto, sino de un ser, un cargamento de seres humanos. Las cinco esposas, los únicos seres humanos saludables en este páramo, capaces de dar a luz a un heredero de Inmortan Joe, son el botín. Necesitábamos a un guerrero de la carretera y queríamos que fuese una mujer. (...) La verdad es que no recuerdo que haya existido ningún personaje en el cine como Furiosa."

Advierto que esto no es para todos los públicos y es comprensible que para muchos la propuesta de Miller resulte excesiva y falta de sentido. Hay que ir a ver esta película preparado para recibir una portentosa descarga de adrenalina, pues casi todo el metraje está dedicado a narrar una larga persecución de factura impecable y en la que, en los breves momentos de descanso, jamás cesa la sensación de peligro. El guión es muy simple, apenas hay diálogos, pero lo que vemos en la pantalla es puro lenguaje cinematográfico, puro goce: excesos y salvajismo, sí, pero también una panorámica completa de un mundo estremecedor como pocos. Y todo esto tiene mucho mérito.

2 comentarios:

  1. Para serte sincero...Vivir en una ciudad como Caracas ya ha colmado mi dosis diaria de adrenalina. No obstante el recuerdo que tengo de aquella película de los 80ta con Mel Gipson en muy bueno. Un peliculón de verdad.
    Por cierto ya que la nombras, estoy preparando una entrada acerca de la película "El día siguiente" que debo estar posteando antes de que termine este mes Dios mediante. Espero que pases por allá cuando esté lista

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  2. Pues me va a interesar mucho ese post. "El día después", vista hoy, es una película realizada con pocos medios, pero su mensaje sigue siendo impactante. Pasaré, sin duda.

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