jueves, 29 de agosto de 2013

SEVEN (1995), DE DAVID FINCHER. EL MAL ABSOLUTO.

En aquella ciudad llueve siempre, por lo que sus ciudadanos no gozan de mucha luz. Pero la oscuridad que impregna el ambiente parece ser aún más profunda, casi de índole espiritual. No es extraño que del seno de esta urbe, una ciudad sin nombre que actua en la cinta de Fincher casi como un personaje más, surja una criatura como John Doe, dispuesto a redimir a sus habitantes ofreciéndoles un terrible ejemplo de justicia divina.

Porque después de todo lo que más peligro entraña en el asesino es que es un ser moral. Puede que su moral sea equivocada y su predicación a martillazos, pero hay algo en él que atrae y repele de igual modo al detective Somerset, un hombre muy maduro, a punto de jubilarse, que está desencantado con el clima irrespirable de su ciudad. A veces, cuando lo vemos desvelado a altas horas de la madrugada practicando con su cuchillo en la pared, parece como si envidiara secretamente al asesino, pues se está atreviendo a hacer lo que él nunca se atrevería: limpiar la sociedad de los que aquel considera sus peores elementos, aquellos que ejemplifican los pecados capitales. Su compañero, el recien llegado Mills, es otro tipo de policía. Joven e impulsivo, para él John Doe no es más que un asesino chiflado y se niega a otorgar un significado trascendente a sus crímenes. Cuando se asoma a las páginas de Dante o Chaucer tratando de comprender a su adversario, como le aconseja Somerset, no es capaz de sacar nada en claro. Se frustra y discute con su compañero, que le insiste en que tienen entre manos un caso muy especial.

Seven no fue el debut de David Fincher, pero si fue su explosión como creador de un estilo muy personal, que ha intentado ser imitado en otras realizaciones pero nunca ha sido superado. Su guión funciona como un mecanismo de relojería que mantiene al espectador atento a cada detalle de lo que sucede en pantalla. Y esto es importante, porque esta es una película que cuida los detalles, las referencias en las que basa las acciones de Doe. Contiene escenas realmente magníficas, como la de Somerset en la biblioteca o la entrada en el piso del asesino, donde guarda una enorme colección de cuadernos con sus pensamientos más íntimos. Además, se trata de una realización que no se traiciona a sí misma y sigue estrictamente durante todo su metraje la lógica de su propia crueldad. «"El mundo es un bello sitio por el que vale la pena luchar". Yo estoy de acuerdo con la segunda parte», concluye Somerset, parafraseando a Hemingway.

2 comentarios:

  1. Ultimamente a la gente se le ha dado por el tema del opuesto al Bien. ¡Qué china en el zapato que llevan algunos !Para casi todas las religiones monoteístas, es un problema muy difícil de abordar, porque, si decimos que DIOS es Omnipotente,Máxima Sabiduría, el Mayor Bien del Universo, cómo explicamos el origen del mal? Alguien, sin duda sabio, me explicó que el tal Dios no habia creado el mal. Sino que éste era una polarización del Bien.Tal como le sucede por estos dias al Sol: ha cambiado o está cambiando sus polos.Cordiales saludos.

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  2. Es el eterno problema de la dualidad bien-mal, que han intentado abordar filósofos y religiosos sin demasiado éxito. Y tampoco es muy factible esa tesis que dice que el mal es resultado del libre albedrío, puesto que no todo mal proviene de la voluntad humana...

    Saludos.

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