domingo, 23 de septiembre de 2012

LA ALCAZABA DE NOCHE.


El viernes de la semana pasada tuvimos la oportunidad, gracias a la Asociación Zegrí, de realizar un maravilloso recorrido nocturno por la Alcazaba malagueña. Siempre que voy por allí, yo trato de imaginarme como sería el barrio que precedió a la restauración del monumento por parte de Juan Temboury. Aquí dejo una foto antigua del mismo, realizada sobre los años veinte del pasado siglo. La Alcazaba está irreconocible bajo la fachada de las viviendas. Aquí el artículo:

http://asociacioncristobalcuevas.blogspot.com.es/2012/09/la-alcazaba-de-noche.html

GOOD BYE, LENIN (2003), DE WOLFGANG BECKER. EN EL CORAZÓN DE LA MENTIRA.


Creo que ha sido esta junto a "El hombre elefante", la película que más ha gustado en el ciclo "Literatura y cine" de la Biblioteca Cristóbal Cuevas. Como no podía ser de otra manera, su visionado generó un debate muy interesante, en el que no faltaron las comparaciones entre el régimen comunista de la RDA y el franquismo. Aquí el enlace:

http://asociacioncristobalcuevas.blogspot.com.es/2012/09/good-bye-lenin-y-las-eternas-mentiras.html

JULIO COMIENZA EN JULIO (1979), DE SILVIO CAIOZZI. LA MORAL DEL TERRATENIENTE.


Considerada la mejor película chilena de la historia, "Julio comienza en julio" trata de temas universales: la familia y la doble moral de los poderosos. Don Julio lleva inscrito en la sangre, en los rasgos de su rostro, en sus gestos y en su comportamiento su condición de terrateniente. Es dueño y señor de sus tierras casi al estilo medieval: se considera por encima del bien y del mal. La religión católica aparece para él como un mal necesario: una institución fastidiosa pero muy útil para mantener el status quo. Las esperanzas de continuidad de la dinastía están puestas en su hijo Julio, al que bautiza como hombre al cumplir los quince años.

Y la ocasión merece que, como manda la doble moral burguesa, se organice una orgía de comida y sexo ligero. Los irreprochables padres de familia pueden por una noche comportarse como sus instintos le dictan. Ser hombre significa ser temido por la servidumbre, respetado por sus iguales y  poder emborracharse y servirse de las mujeres públicas a gusto, para el día siguiente volver a la convencional vida familiar sin reproche alguno. Mientras se celebra la fiesta, unas monjas cuidan a una tía moribunda: acechan como buitres lo que les pueda caer de herencia  y hacen oídos sordos a las cosas de don Julio, baluarte de la institución familiar, que quiere iniciar a su hijo Julito en sus costumbres, hacer de él un retrato de sí mismo, para que, cuando falte, todo cambie para que todo siga igual.

Con lo que no contaba el patriarca es con la rebeldía de Julito, al que se ocurre nada menos que enamorarse de una prostituta, con la que se ha acostado con su beneplácito. Ahora su misión es devolver a su hijo al camino correcto, sacarle de su confusión, explicarle que ese tipo de mujeres se pueden utilizar, pero no se debe llegar más lejos con ellas. De cara al exterior, la mujer propia ha de ser religiosa, discreta y de buena familia. Y, sobre todo, tolerante con los desahogos del marido. Julito deberá comprender esto y la lección que recibirá será inolvidable...

Rodada con poquísimos medios, "Julio comienza en julio" constituye una muestra ejemplar de cine social, una crítica demoledora de la hipocresía de las instituciones tradicionales y de sus miembros más destacados. A la figura de don Julio se contrapone la del profesor particular de Julito, que representa la verdad de la ciencia y el progreso, al que nadie es capaz de escuchar en serio y que termina siendo cruelmente ridiculizado. Los mecanismos ancestrales que sostienen las injusticias sociales siempre cuentan con resortes para mantenerse, como bien demostró el golpe de Estado de Pinochet, ejecutado en la época en la que se realizó el film.

jueves, 20 de septiembre de 2012

TOTAL RECALL (2012), DE LEN WISEMAN. PODEMOS RECORDARLO TODO PARA USTED.


Acabo de leer el cuento de Philip K. Dick en el que se basa esta película y la versión anterior, de Paul Verhoeven. Es un relato mucho más filosófico de lo que dan a entender sus adaptaciones cinematográficas, mucho más orientadas hacia la acción y el espectáculo. Sorprende que el director Len Wiseman haya declarado que su película nada tiene que ver con la anterior, y que él se ha basado simplemente en el cuento de Dick sin tenerla en cuenta para nada. No es verdad. "Total Recall" de 2012 tiene mucho más de la versión de 1990 (de la que, por cierto, recuerdo haber asistido a su estreno, emocionado, ya que siempre he sido un fan de Philip K. Dick, aunque llevaba tiempo sin leer nada suyo), que del relato original. 

La versión de Verhoeven era una película muy divertida, que optaba por una violencia exagerada para aprovechar las virtudes de su protagonista, un Arnold Schwarzenegger que, a pesar de ser mal actor, tiene un indudable carisma en pantalla. En esta ocasión se ha querido dotar de un poco más de realismo a la historia (si aquí puede hablarse de realismo) y dar un poco de profundidad al universo donde se mueve Quaid, un mundo postapocalíptico, donde gran parte de la Tierra es inhabitable, debido a los agentes químicos, herencia de una reciente guerra. Las calles y el ambiente que se muestran al espectador contienen un claro homenaje a la mejor adaptación que se  le ha hecho a Dick en la gran pantalla: "Blade Runner" (1982), de Ridley Scott. 

Aún con un prometedor comienzo, al final la película deriva en la típica historia de persecuciones, donde poco tiempo le queda al personaje para filosofar sobre su situación. Porque la historia original trata de una de las grandes obsesiones del autor: si lo que observan nuestros sentidos es la auténtica realidad, si podemos fiarnos de nuestros recuerdos, si poderes que están más allá de nuestro alcance pueden manipularnos... Es una lástima que estos temas no hayan sido desarrollados en una adaptación que apabulla con su espectacularidad, pero que deja poco espacio a las reflexiones del protagonista. En cualquier caso, me parece que un autor como Dick tiene la suficiente entidad como para poder escoger algo nuevo que adaptar en su prolífica obra. Y si no, hay otros magníficos libros de ciencia ficción de otros autores esperando su oportunidad en la gran pantalla. Como espectador, quiero que se me sorprenda con algo nuevo y no que se homenajee (por muy espectacular y entretenida que sea la producción) una película de hace veinte años, que ya desarrolló muy correctamente el cuento.

lunes, 17 de septiembre de 2012

INDECENTES (2012), DE ERNESTO EKAIZER. LA CRISIS INTERMINABLE.


Hace ya tiempo que sabemos que esta no es una crisis convencional. Cuando termine (si es que alguna vez lo hace), las cosas no volverán a ser lo que eran: habrá cambiado el sistema y el pequeño club selecto de los ricos habrá ganado definitivamente la batalla por la supremacía, aplastando al 99% restante de la población, gobiernos democráticos incluidos. Warren Buffet, una de las personas más ricas del mundo, al menos fue sincero: "Durante los últimos veinte años ha habido una guerra de clases y mi clase ha vencido."

Porque si algo es peculiar en esta crisis, es algo que venía anunciándose desde hace años: que las grandes multinacionales y los bancos pronto llegarían a ser más poderosas que los gobiernos y las organizaciones internacionales. Un escenario que parecía una distopía de la ciencia ficción más pesimista se abre ante nuestros ojos sin que podamos evitarlo. Las elecciones devienen así en una farsa, porque los gobernantes actúan al dictado de poderes externos, ajenos a las necesidades de los ciudadanos. En España el problema se agrava por la indigestión causada por la burbuja inmobiliaria y por el desapego de la clase política del resto de la ciudadanía. 

La desgracia de España, como la de otros muchos países vino por una combinación letal de créditos baratos (y accesibles para cualquiera) y aumento continuo del precio de la vivienda, dejando de ser un bien de primera necesidad para convertirse en un bien especulativo: muchas de las compras se hacían para vender inmediatamente y sacar grandes e inmediatos beneficios. No digo nada nuevo, porque todos hemos vivido ese periodo de locura. Uno de sus principales artífices, el señor Rodrigo Rato, compareció hace pocas semanas en la tibia comisión de Bankia en el Congreso: como era de esperar, no asumió responsabilidad alguna en lo sucedido, como si de una catástrofe natural se tratara. El hombre que liberalizó todo el suelo del territorio español, el que después, como director del FMI no supo ver la crisis que se avecinaba a pesar de las advertencias y que después consumó el hundimiento de la antigua Caja Madrid dice que no tiene nada que ver en lo que nos ha pasado. Lo que sucede es que los ciudadanos no comprendemos la economía y sus altibajos.

Ernesto Ekaizer, habitual colaborador de El País y tertuliano en varios programas de televisión ha escrito esta especie de crónica de urgencia en la que resume la crisis económica con una angustiosa visión desde el punto de vista de los protagonistas: Zapatero, Solbes, Salgado, Rajoy, Rato... Una crisis total de un país que cede soberanía a pasos agigantados en una espiral de miedo  que se ha extendido rápidamente entre una ciudadanía perpleja y confusa. El libro-reportaje está escrito con prisa, como el de un periodista que tiene que entregar una crónica urgente al periódico, porque trata de hechos que llegan hasta principios de este verano. No dice nada que no conozcamos ya, pero lo verdaderamente interesante es, como he dicho antes, el punto de vista adoptado, que confirma lo que ya sospechábamos: nuestros gobernantes recibieron el tsunami económico con la misma perplejidad y falta de preparación que el resto de los ciudadanos. La pregunta sigue en el aire: ¿cómo salimos de esta?

martes, 11 de septiembre de 2012

EDWARD HOPPER EN MADRID: VISIONES DE LA VIDA AMERICANA.


Desde mi mirada de profano en asuntos de arte, hay cuadros que, aparte de resultarme estéticamente impecables, son capaces de contarme una historia, como si una obra narrativa tomara vida en una sola de sus páginas y pudiera ser testigo privilegiado de una escena cualquiera de la misma. Con un cuadro de Edward Hopper el efecto es deslumbrante, claro, porque anteriormente ya lo he visto cientos de veces en reproducciones, anticipando, sin saberlo, las emociones que me va a deparar tener la pintura delante de mis ojos, ser testigo de las elegantes combinaciones de colores, del espectacular uso de luces y sombras y, como ya he dicho, de la inevitable tendencia a imaginar historias a través de los personajes de sus cuadros.

Si repasamos la biografía de Hopper, advertimos que su vida fue esencialmente feliz. Su vocación desde muy joven fue la pintura, su familia le alentó a que la siguiera, triunfó y pudo saborear durante muchos años las mieles del triunfo. Así pues, Hopper tuvo mucho tiempo para convertirse en un observador de lo cotidiano, de una vida que podríamos calificar de vulgar, a la que sabe dotar de cierta grandeza en su arte, como si el artista fuera un fotógrafo clandestino que espía la vida íntima de los ciudadanos para plasmarla luego en un lienzo. Un artificio todo ello, sí, pero fascinante.



Mientras recorro la exposición, clasifico, con gran simpleza, los cuadros en dos tipos: los que muestran arquitectura y los que muestran personas. También hay algunos que muestran ambas cosas. Casa junto a las vías del tren (1925), se ha hecho ya un viejo conocido en los pocos días que llevo en Madrid, pues es el elegido para anunciar la exposición en los numerosos carteles publicitarios que me he encontrado en mis paseos. De hecho es un cuadro de un gran simbolismo: representa la estrecha unión de Hopper con el arte cinematográfico. Evidentemente, cuando fue pintado, el artista no podía sospechar que la casa acabaría convirtiéndose en un icono del cine de terror. Fue la elegida por Hitchcock como motel de Norman Bates en la inolvidable Psicosis. Pero si conseguimos abstraernos del film, el espectador puede imaginarla como una vivienda deshabitada, como si hubiera formado parte de un pueblo que poco a poco ha ido desmoronándose a su alrededor. La vía del tren que pasa a su lado, quizá sea su último contacto con la realidad.



En Habitación en Nueva York (1932), el artista hace que el espectador ejerza de voyeur y se asome desde la calle a la vida íntima de los personajes. El cuadro representa a una pareja en un momento de ociosidad y quizá de cierto aburrimiento. Él se intenta distraer con la lectura del periódico, pero se sienta inclinado en el sillón, como si pretendiera abandonarlo si se presenta la ocasión. Ella, con su elegante vestido rojo, toca al azar algunas teclas del piano. Quizá esperan una visita que se retrasa. Me gusta mucho el contraste entre la calle, donde es de noche y el interior de la habitación, iluminada con luz eléctrica, una de las conquistas de la civilización moderna en la que apenas reparamos.



Pero también hay un espacio en la exposición para asomarnos al arte del Hopper grabador. En Sombras nocturnas (1921) la escena está captada desde una perspectiva aérea en diagonal y la sombra el árbol parece cruzarse amenazante en el camino de un hombre insignificante. Ya no es la naturaleza, sino la ciudad la que guarda peligros insospechados para quien se atreve a recorrerla de noche. ¿Quién no ha soñado alguna vez que se encuentra perdido de noche en su propia ciudad y se angustia porque no sabe como volver a casa?



En Carretera de cuatro carriles (1956), se aúnan, de manera magistral, tradición y modernidad. Mientras observaba el cuadro, un visitante sugería a su mujer que quizá la señora estaba regañando a su marido por fumar en una gasolinera. Es poco probable, pues el hombre no se encontraría tan relajado si estuviera realizando una actividad clandestina. Marido y mujer parecen gentes del campo que se han adaptado a los nuevos tiempos, a la vida moderna que requiere los desplazamientos rápidos e individualizados en automóvil. Ellos están ahí para prestar un servicio, la carretera significa para ellos lo que un río podía significar para un aldeano de antaño: la fuente de la vida, su contacto con el mundo exterior, su prosperidad, en suma.





A mi entender, existe un fuerte contraste entre Dos puritanos (1945) y La ciudad (1927). El primero de los cuadros transmite una idea de orden: hasta los árboles se encuentran alineados, al contrario que en el segundo, en el que los edificios tienen distintos estilos y distintas alturas: la ciudad es un espacio más caótico, pero a la vez más dinámico, que a la vez separa y une a los hombres. El espectador quisiera poder introducirse en el espacio urbano y explorar las calles de esta pequeña ciudad y a sus habitantes. Con Dos puritanos, le basta con la contemplación.



Conversación nocturna (1949), tiene una historia curiosa: el coleccionista que lo adquirió tuvo que devolverlo porque, en el ambiente de caza de brujas de la época, el cuadro fue interpretado como una conversación clandestina de agentes comunistas. Es uno de los pocos cuadros de Hopper que presenta a gente conversando, en los que existe verdadera comunicación. Pero si que tiene algo de conversación secreta. La habitación ni siquiera está iluminada, la luz penetra desde el exterior: todos los elementos del cuadro invitan a imaginar una historia. ¿Quienes son los interlocutores? ¿Por qué necesitan reunirse a esas horas? He de decir que las reproducciones no le hacen justicia a la sensación de intriga que transmite el cuadro verdadero.



Habitación de hotel (1931), es uno de los cuadros emblemáticos de Hopper, y el único que yo había  visto anteriormente, pues pertenece a la colección permanente del Museo Thyssen. Aquí nos asomamos sin pudor en la intimidad de una muchacha que lee sin que parezca estar )concentrada en tal actividad, pues intuimos que otros problemas deben atenazar su mente. Como domicilio provisional que es, el equipaje de la muchacha permanece sin deshacer en el suelo de la habitación, al igual que su ropa, puesta de cualquier manera en los muebles. Al menos la habitación es luminosa, pero solo para mostrar a alguien muy vulnerable que intenta apaciguar su soledad sin conseguirlo.



En Sol de mañana (1952), otra mujer solitaria pero ésta ni siquiera tiene el consuelo de la juventud. Parece necesitar el calor del Sol para sentirse viva, por lo que todo su ser está concentrado en recibir los rayos de esta luminosa mañana. Si acaso, aquí la soledad está aún más acentuada que en el cuadro anterior. La expresión de la mujer es melancólica, como compasiva consigo misma. Al observador le da la impresión de ser el único ser que queda en el mundo, un sentimiento muy común en el ser humano.



Y una grata sorpresa para el visitante al finalizar la exposición: el cuadro Sol de mañana cobra vida y nos encontramos una representación real de la escena que nos invitan a fotografiar. Existe un espacio desde el cual nuestra cámara reproducirá el cuadro casi en su exactitud. Yo prefiero mostrar esta otra perspectiva, con la sombra de la mujer reflejada en la pared posterior. Un detalle precioso y la guinda perfecta a una exposición impresionante, de la que salgo con el propósito de admirar la vida aún más y ser observador con los pequeños detalles: en ellos se encuentra el secreto de la misma.

domingo, 9 de septiembre de 2012

EL CURIOSO INCIDENTE DEL PERRO A MEDIANOCHE (2003), DE MARK HADDON. SOBRE EL SÍNDROME DE ASPERGER.


He aquí una de las ventajas de asistir a clubes de lectura: a veces tengo que leer novelas que nunca me hubieran llamado la atención por sí mismas. A veces se confirma mi intuición, pero otras muchas agradezco haber tenido la oportunidad de acercarme a esa obra. Este es el caso de "El curioso incidente del perro a medianoche", que tenía íntimamente clasificada como el típico best seller intrascendente que no deja recuerdo alguno una vez terminado. Al menos, en esta ocasión, pensé, se trata de un libro ligero, por lo que el sufrimiento será mínimo.

Al comenzar a leerlo, creí que mis sospechas se confirmaban, pues me pareció una especie de parodia del género policíaco, narrada por un detective muy particular. Pero pronto esa impresión se alejó de mí y descubrí una trama muy original y seductora, narrada en primera persona por Christopher, un muchacho que padece el síndrome de Asperger.

Vaya por delante que apenas conozco los síntomas y las variedades de este tipo de enfermedades, por lo que no puedo juzgar lo acertado del retrato del personaje, aunque las críticas de los expertos parecen positivas en este aspecto. Christopher es un ser incapaz de sentir empatía, cuyos principales sentimientos tienen mucho que ver con el instinto de supervivencia. Parece incapaz de hilvanar un discurso basado en el pensamiento abstracto, pero a la vez es un genio en cálculo y matemáticas, tanto que para él el cálculo mental supone una especie de terapia capaz de liberarlo de tensiones en los momentos más angustiosos. Su instinto de conservación es tan poderoso, que cuando descubre que ha sido su padre el que ha matado al famoso perro del título (no descubro nada trascendental de la trama, no van por ahí los tiros de la novela), huye de casa aterrorizado, pues ya no se siente seguro al lado de su progenitor.

Las mejores páginas del libro son aquellas en las que el protagonista deambula por un Londres que para él es un inmenso laberinto repleto de terroríficas pruebas que debe ir superando si quiere llegar a casa de su madre. Lo que para cualquiera de nosotros sería un viaje convencional, para Christopher es un auténtico reto: el mero hecho de atravesar un túnel del metro se convierte en una auténtica odisea porque su mente es incapaz de asumir tantos elementos nuevos. Su enfermedad requiere una existencia marcada por la rutina, por los horarios fijos: cualquier alteración de los mismos supone una seria perturbación al orden establecido, por lo que el viaje emprendido supone una auténtica heroicidad para alguien en su estado.

No quiero terminar este escrito sin rendir un pequeño homenaje a los padres de Christopher, los grandes olvidados en los comentarios que pueden encontrarse en internet acerca de esta novela. Tener un hijo así, siendo como son humildes trabajadores de clase media, supone un auténtico desafío y ellos no han sido capaces de superarlo. Es muy probable que la principal causa de su separación haya sido el imprevisible Christopher, cuyas exigencias vitales no se encuentran preparados para satisfacer por completo. El diario que escribe el protagonista da cuenta de sus terribles peleas desde su punto de vista objetivo y frío. Y el lector no puede evitar pensar en como sería su vida si algún día se viera en una situación parecida.

TODOS TENEMOS UN PLAN (2012), DE ANA PITERBARG. LA VIDA DE LOS OTROS.


Después de un verano muy árido en cuanto a estrenos cinematográficos, he aquí por fin una película interesante, que se sostiene en el trabajo de un muy perturbador Viggo Mortensen.

Agustín parece poseer todos los elementos vitales indispensables para una existencia feliz: es médico, vive en un amplio departamento con su pareja y no parece haber grandes conflictos en su vida. Pronto descubrimos que si rascamos un poco esta superficie, el auténtico Agustín es un ser hastiado, que apenas responde a estímulos y que se encierra en grandes silencios que desesperan a su pareja. Intuimos que el personaje está atravesando una profunda crisis y que su única salida es un cambio radical en su vida. La oportunidad le va a llegar del modo más insospechado: con la visita de su hermano gemelo, Pedro, cuya trayectoria vital ha sido radicalmente distinta a la suya. Pedro sobrevive en la región semisalvaje del Delta del Tigre, donde tiene unos amigos dignos de una novela de William Faulkner, con los que se dedica al secuestro, la extorsión y el asesinato. A pesar de ello, a Agustín le atrae la vida de su hermano, todo sea por escapar de su pequeño infierno, así que es capaz de acabar con él y tomar su identidad. El problema es que Agustín, siendo Pedro, sigue siendo el mismo ser lacónico que no parece existir del todo en el mundo y esa personalidad se ve acentuada por la tristeza del paisaje del Delta, donde solo va a encontrar vidas tan miserables como la suya. 

"Todos tenemos un plan" es una película extraña, donde la presencia de Viggo Mortensen, luciéndose con sus dos papeles, lo acapara todo, hasta el punto de que su producción solo fue posible cuando él aceptó participar en el proyecto. Su propuesta al espectador es original: todos hemos tenido el deseo alguna vez de abandonar nuestra existencia y comenzar de cero siendo otros. Pero ¿por qué Agustín elige una vida mucho peor que la suya? ¿tanta era su desesperación? Jamás obtendremos una respuesta en un personaje tan enigmático y encerrado en sí mismo que parece haber pasado la vida reprimiendo sus emociones y que va a necesitar un ambiente propio de western de Sam Peckinpah para desatarlas.

jueves, 6 de septiembre de 2012

CLUBES DE LECTURA EN MÁLAGA EN SEPTIEMBRE. EL MES DE LA REENTRÉ.


Hay una expresión francesa, la reentré, que sirve perfectamente para definir estas fechas, en las que muchos estamos todavía aturdidos adaptándonos a la normalidad después de las holganzas veraniegas. Pero no todo es malo: las novedades literarias toman las librerías y los clubes de lectura vuelven a ponerse lentamente en marcha. Y según pude observar en el último decreto de Rajoy, la asistencia a los mismos es todavía gratuita, así que aprovechemos.

En la Biblioteca Provincial se pone en marcha un año muy prometedor, con autores como Sándor Marái, Stefan Zweig o Iván Turguénev. Comenzaremos con "Vidas prometidas", de Guillermo Busutil.

En la Biblioteca Cristóbal Cuevas, todo un best seller, pero no exento de calidad literaria: "El curioso incidente del perro a medianoche", de Mark Haddon.

En la Casa del libro, un clásico de la literatura de misterio: "La dama de blanco", de Wilkie Collins.

En Fnac Málaga, un homenaje al recientemente fallecido Ray Bradbury: "Crónicas marcianas".

Y por fin, para el ciclo "Literatura y cine", he elegido una película que aúna comedia, drama y reflexión histórica: "Goodbye, Lenin" del alemán Wolfgang Becker.

Como estamos a principios de temporada, todavía no me han llegado todos los eventos. Pero si van llegando novedades, como siempre, los tendrán puntualmente en la columna de la derecha.