viernes, 6 de enero de 2012

INSIDE JOB (2010), DE CHARLES FERGUSON. EL TRIUNFO DE LOS AMOS DEL UNIVERSO.


Tom Wolfe los llamaba "amos del universo" en su inolvidable novela "La hoguera de las vanidades". Oliver Stone los retrató certeramente en "Wall Street", a través del personaje de Gordon Gekko, que aseguraba que la codicia es buena. Así lo ha entendido el capitalismo desde Adam Smith, el teórico que aseguraba que existía una mano invisible que regulaba el mercado y redistribuía la riqueza.

Desde mi punto de vista, la gestación de esta crisis y sus consecuencias constituyen la mayor estafa de la historia. Y este documental ofrece argumentos de sobra para pensar así. Después de la Gran Depresión, que duró casi una década, el gobierno estadounidense pareció aprender la lección y se dedicó a regular los mercados y a desarrollar el estado de bienestar. En los ochenta, el señor Ronald Reagan, secundado por la señora Margaret Thatcher decidieron que las libertades más importantes de todas eran las libertades económicas y se dedicaron a desregular los mercados financieros, proceso que continuó con Bush padre, Clinton y Bush hijo. Los banqueros se frotaron las manos y el mercado de bonos se convirtió en el puntal de sus negocios.

Antiguamente, las compraventas y los negocios en general tenían una base sólida, tenían una razón de ser: se trataban normalmente de intercambio de bienes por dinero. Desde hace unas décadas nos encontramos en la era de la ingeniería financiera. Se sacan productos cada vez más complicados, basados en perspectivas futuras y en los cálculos de analistas que tienen algo de astrólogos medievales. Recientemente me enteré que en la actualidad la mayoría de las operaciones las efectúan ordenadores. Ya no es sólo que el dinero que circula es puro humo, sino que los cerebros de estas operaciones no están formados por neuronas, sino por cables y chips.

Durante la pasada década el boom inmobiliario produjo masivamente las llamadas "subprime", un producto basado en la concesión masiva de hipotecas a gente que difícilmente podía pagarlas y avalado por compañías de seguros y por la máxima calificación crediticia de nuestras queridas agencias de riesgos, que siguen influyendo en los mercados como si no hubiera pasado nada.

Cuando la estafa piramidal se desplomó y los bancos comprobaron que sus balances no cuadraban, pidieron ayuda a los Estados. Y los Estados respondieron generosamente, prestando miles de millones de dólares a estos bancos y dejando que los directivos responsables de este desastre se fueran de rositas con indemnizaciones millonarias. Todo lo había causado la codicia y la rapiña de unos individuos que sabían muy bien lo que estaban haciendo, pero que se jugaban los ahorros de la gente como si estuvieran en un casino y luego se iban a prostíbulos de lujo, a celebrar sus ganancias con putas y coca.

¿Cuál ha sido el papel del Estado en todo esto? Simplemente el de perrito faldero de los bancos. Ante unos hechos tan graves y que han provocado la ruina de tantos inocentes se han dedicado a avalar a los criminales y con esta actitud se han hecho el harakiri. El endeudamiento bestial que ha provocado el rescate bancario lo financian los propios bancos comprándole deuda a los Estados, pero a un tipo de interés mucho más alto que el que los Estados le impusieron en sus préstamos. El negocio del siglo.

Uno visiona este documental y comprende el verdadero significado de la palabra rapacidad. Los directivos de los bancos no se conformaban con un par de buenas casas, querían tener diez, querían tener yates cada vez más grandes, helicópteros, reactores y colecciones de arte. Parece que hacer dinero es como una droga: nunca se tiene suficiente. Cuando se entrevista a alguno de los responsables del gobierno de Bush, estos responden con patéticas evasivas y con sospechosas lagunas de memoria.

Algún día en los libros de historia se analizará en profundidad esta gran estafa y los eruditos disertarán acerca de como fue posible que a los ciudadanos de una sociedad presuntamente democrática les engañaran de una forma tan burda y tan cínica. Al menos este documental hace lo que no hicieron en su día los gobiernos: explicar la cruda verdad. Aunque ya la sospecháramos.

5 comentarios:

  1. Tuve ocasión de ver este documental hace unos meses, y reconozco que aunque tenía una razonable idea acerca de cuanto estaba ocurriendo, me impresionó verlo tan detalladamente, incluyendo a los personajes que directamente han influido -e influyen- en todo este desastre. Lo que me resulta incomprensible es que a pesar de todo lo ocurrido, no se hayan producido cambios de envergadura en todo el sistema, y todo siga funcionando más o menos como estaba. Es más, me parece inimaginable que algunas de las mentes pensantes con más responsabilidad sigan tan felices, y además ocupando puestos de envergadura en otros lugares, algunos de los cuales, para qué irse muy lejos, están en el mismo equipo de Gobierno que ahora se supone que tiene las riendas de este país.

    Muchas gracias por esta reflexión. Un saludo.

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  2. Muchas gracias a tí por la tuya, Corso. Lo cierto es que el espectáculo que estamos viendo en los últimos tiempos es repugnante (y lo que nos queda por ver todavía, por desgracia).

    Saludos.

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  3. Siento contradecirte: esos hijos de puta nunca han triunfado. Siempre se han encontrado con rebeliones y la última vez con guillotinas. Todos sus triunfos son parciales y terminan por ceder. Ganaremos. Una vez más. Somos el 99%.

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  4. ¿Será que lo grandes cataclismos de la Historia se dan en períodos de mas o menos 200 años? Desde la caída de La Bastilla hasta nuestros dias,muchos siclos del agua se han sucedido.Hay que estar atentos a los acontecimientos.Buen año para todos y cordiales saludos.

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  5. Bueno, yo prefiero que las cosas se resuelvan por medios no violentos. Ahora estoy leyendo "Postguerra", de Tony Judt, que narra la llegada del Estado de bienestar y la socialdemocracia a Europa. Creo que ese es el ejemplo a seguir.

    Saludos.

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