viernes, 10 de septiembre de 2010

CENTURIÓN (2010), DE NEIL MARSHALL. HUIDA INTERMINABLE.


Hace diez años, "Gladiador", de Ridley Scott fue todo un hito revitalizante de un género al que se consideraba muerto y enterrado: el cine de romanos. La película de Scott era inteligente: aunaba rigor histórico (en el ambiente y costumbres, no así en la narración, que era inventada y se tomaba sus licencias) con espectacularidad. Fue un tremendo éxito.

Ahora Neil Marshall pretende repetir la jugada firmando esta película que juega con los recuerdos del espectador para intentar establecer una especie de continuidad de esta con aquella: el título, los rótulos iniciales informándonos del año en el que nos encontramos y la situación del Imperio, la estética fría y realista, el protagonista desencantado y la verosimilitud de la primera batalla: todo nos hace recordar al principio las virtudes de la película de Scott, impresión que queda hecha pedazos cuando avanzamos un poco en el metraje y nos damos cuenta de que el guión ya ha contado todo lo que tenía que contar en la primera media hora y el resto es mero (y aburrido) relleno.

Porque si bien es cierto que el planteamiento que Marshall nos presenta al principio resulta muy atractivo (el Imperio Romano tratando de expandirse por Britania ante uno sus enemigos más duros de roer: los pictos), al final la película se resume en una larguísima persecución protagonizada por personajes planos y absolutamente vacíos (al más interesante de ellos, el general romano, lo liquidan a las primeras de cambio), y uno de los más ridículos villanos vistos en el cine en los últimos tiempos: la mujer muda picta (Olga Kurylenko), dotada de una fiera mirada y poco más.

Cuando al final, cansados de tanta huida, los legionarios romanos deciden hacer frente al enemigo, el enfrentamiento resulta breve y anticlimático. Las presuntas intrigas preparadas a la vuelta a las líneas amigas para que no se sepa nada de la desaparición de una legión entera, también son tópicas y forzadas. La película hubiera funcionado mucho mejor con un guión más coherente y equilibrado, que hubiera respetado un poco la paciencia del espectador.

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