jueves, 20 de mayo de 2010

MÁS ALLÁ DEL TIEMPO (2009), DE ROBERT SCHWENTKE. EL CAOS EN SUS MANOS.


Ir al cine en estos tiempos se ha convertido en un ejercicio demasiado convencional y falto de la magia de antaño. El noventa por ciento de las salas se encuentran en centros comerciales dotados de su correspondiente Carrefour, Springfield o McDonald y todas suelen tener las mismas películas, siempre las más taquilleras. Hollywood apuesta sobre seguro: películas románticas protagonizadas por Jennifer Aniston o Sandra Bullock, comedias sin gracia de Steve Carell o algún remake en 3D. Poco más. Quien quiera ver un cine diferente lo tiene muy difícil si no vive en las grandes capitales. Está el dvd, sí, pero todavía no es una experiencia semejante a la de acudir a una sala de cine.

Entre las dificultades de elección en una cartelera clónica y poco seductora el otro día elegimos esta película, de la que yo había leído algunas críticas aceptables. Lo cierto es que, en el panorama actual, su guión y realización aportan una dosis de frescura aunque, eso sí, sin demasiados riesgos.

Henry es un hombre con una genética singular. Es un viajero en el tiempo, pero no como todos nosotros que avanzamos siempre a la misma velocidad hacia el futuro, sino de un modo caótico. De vez en cuando, sin razón aparente, desaparece de su ubicación espaciotemporal actual para aparecer desnudo en el pasado o en el futuro, siempre en el ámbito temporal de su existencia. Henry aprovecha estos viajes para ir enamorando desde niña a Clare, que se convertirá en su sufrida pareja, siempre temiendo los desvanecimientos en el aire de su esposo, ya que nunca sabe cuanto va a tardar en volver y en que estado lo hará. A veces vuelve después de haber estado con ella misma en el pasado.

La película va dosificando todas estas explicaciones para que el espectador vaya entrando poco a poco en esta lógica y se interese por el destino de los personajes y como sobrellevan esta peculiar forma de vida, que resulta un pequeño infierno para ambos. El director hace avanzar hábilmente la trama con saltos en el tiempo muy bien llevados para que podamos seguir la historia de Henry. El guión cae a veces en la sensiblería, pero sin manipular en ningún momento al espectador.

Si hay que ponerle algún pero sería al absoluto protagonismo de los dos personajes principales y la falta de aprovechamiento de los secundarios, como esa pareja de amigos que apenas aparece y que han tenido un importante papel en la trama del que apenas tenemos noticia. La escena en la que Henry se despide de su amigo carece de la fuerza necesaria porque apenas conocemos a éste. En todo caso, el film es una buena opción a la hora de elegir una realización con unas mínimas exigencias de calidad y se encuentra bien distribuida, por lo que pueden encontrarla seguramente en su centro comercial más cercano.

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