lunes, 6 de julio de 2009

TERMINATOR SALVATION (2009), DE McG. DÍAS DEL FUTURO PASADO.



La responsabilidad de realizar la última entrega de una saga que cuenta con millones de seguidores en todo el mundo es inmensa. "Terminator" fue una de las mejores y más inteligentes películas de ciencia-ficción de los ochenta que combinaba sabiamente terror y suspense, controlando las dosis de efectos especiales en la justa medida para sorprender al espectador. "Terminator 2" siguió la estela de la primera, repitiendo a Cameron como director-creador de la saga, logrando crear un mundo inconsciente del apocalipsis inminente al que va a ser sometido y por ello altamente inquietante. La historia, repleta de vistosos efectos especiales, daba incluso para reflexionar acerca de la inevitabilidad del destino. La tercera, ya con nuevo director, bajaba el nivel de calidad bastante, aunque la redimía su pesimista final, algo poco acostumbrado en el cine de Hollywood.

Y llegamos a este "Terminator Salvation". A pesar de la oleada de críticas negativas, fui a verla intentando no tener ideas preconcebidas (algo cada día más difícil, es muy difícil en la actualidad ir al cine sin conocimiento de causa). El comienzo es prometedor, con la resistencia humana realizando una operación contra las máquinas, pero pronto esas esperanzas son frustradas con la típica ensalada de escenas de acción protagonizada por robots cada vez más enormes y "molones", inspirados a veces por los exitosos Transformes (hay que vender juguetes). La película alza el vuelo en contadas ocasiones pero más por la rica historia de la que es deudora que por los méritos de su director, más ocupado en dotar de espectacularidad a las escenas que de verosimilitud a la historia. Hasta un gran actor como Christian Bale está desaprovechado. En todo momento parece incómodo en su papel.

Todo el metraje destila un inconfundible aroma a videojuego. Parece que los héroes tuvieran que pasar por pantallas cada vez más difíciles, hasta llegar al enemigo de la última fase, un rejuvenecido Arnold Schwarzenegger, cuya aparición es subrayada por una música estridente, como despertando a un amodorrado espectador para indicarle que llega la escena culminante, la que desata recuerdos nostálgicos de las anteriores entregas.

Una película totalmente desaprovechada, pues se habría podido tomar el argumento de las anteriores y realizar algo nuevo y respetuoso con todo ese legado. Sí que me quedo con la evocadora secuencia en la que John Connor manda su mensaje por radio a un mundo devastado, tratando de transmitir algo de esperanza a unos pocos humanos que resisten al frío poder de las máquinas (hijas de estos humanos, por cierto).

3 comentarios:

  1. a estos productores de esta cinta hay que colgarlos de las pelotas....Con estas cinta sentenciaron de muerte a unas de las mejores historias del cine de ciencia ficcion de todos los tiempos. Para mi como para mucha gente decente, Terminator es una gran película que consta solo de partes. Al cagaso esta cuarta entrega

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  2. Tienes mucha razón, amigo. Quedémonos con las dos primeras partes.

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  3. yo me quedo con "la ciudad no es para mi" del ilustre Paco Martínez Soria, que también reflejaba la deshumanización del hombre en las ciudades aún no dominadas por las máquinas. Esa si que era una precuela.

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