jueves, 21 de mayo de 2009

X-MEN ORÍGENES: LOBEZNO (2009), DE GAVIN HOOD. GARRAS SIN AFILAR.


Mi relación con Lobezno viene de muy antiguo. Le conocí en uno de esos prodigiosos números de los X-Men de John Byrne y Chris Claremont en los que se enfrentaban al Club Fuego Infernal. Lobezno caía a unas alcantarillas desde la mansión del enemigo y contraatacaba con una mala leche infernal. Un poco más tarde conseguí su serie limitada "Honor", ilustrada por Frank Miller. Me pareció un prodigio y descubrí a un personaje complejísimo que oscilaba peligrosamente entre su humanidad y su salvajismo.

En la reciente saga cinematográfica "X-Men", Hugh Jackman realizó una interpretación inolvidable del personaje, que convenció al más exigente de los aficionados. A pesar de ser uno de los protagonistas absolutos de la trilogía, era cuestión de tiempo que se le dedicara una película a él solo. Hela aquí.

El comienzo es magnífico. Vemos un Lobezno niño, sacado directamente de la serie "Origins", descubriendo de la peor de las maneras sus singularidades y unos títulos de crédito emocionantes y muy descriptivos: la atracción del protagonista y de su encantador hermano Dientes de Sable por la violencia les llevan a luchar en diferentes guerras: desde la Guerra Civil americana hasta la del Vietnam. Y a todo sobreviven, dado que poseen un factor curativo que les hace prácticamente inmortales. Si el comienzo es bueno, la trama se va desinflando progresivamente: la violencia resulta demasiado light para el personaje (ni una gota de sangre), sus investigaciones un poco burdas y, lo que es peor, lo que se contaba con todo lujo de detalles en una obra maestra del cómic como Arma-X, de Barry Windsor Smith (la dolorosísima inyección de adamantium en sus huesos) se despacha aquí en cinco minutos. No se nos transmite en ningún momento el sufrimiento y las secuelas psicológicas que dejan al personaje este momento trascendental. Deberían haberla alargado más, dramatizándola, y que Lobezno al final masacrara a todo el mundo transformado en una bestia salvaje, como en el comic. Una oportunidad desperdiciada en una película que es "para todos los públicos" cuando no debería serla al tratar de un personaje tan violento y ambiguo. Ese es el gran problema que lastra la producción, a pesar de ser entretenida en todo momento. La aparición de Gámbito es otro gran problema. Nada aporta, es una especie de Poochie (veáse Los Simpson) que quiere molar más que el propio protagonista. Eso sí que es igualito que en los comics, pero hablamos de una etapa bastante mediocre en la serie de los X-Men...

En definitiva, mejor ir a verla como un entretenimiento preveraniego que como una visión canónica de la vida y milagros de Lobezno. Mejor no pensar en lo que podría haber sido...

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