viernes, 12 de diciembre de 2008

WALL STREET, DE OLIVER STONE


(Película visionada en el cine-forum del domingo pasado en La Casa de las Palabras).

Elegí esta película para inaugurar el cine-forum por varias razones: su plena actualidad (más que evidente) y su innegable calidad. Transcurre en plena década de los ochenta, en la época dorada de los tiburones financieros, representados como nadie por un Michael Douglas en uno de sus más recordados papeles. Interpreta a Gordon Gekko, del que se podría decir que su imagen podría ilustrar el diccionario en la definición de la palabra "avaricia".

En el interesantísimo debate posterior al visionado (que se prolongó por más de tres horas) se criticó al sistema que permite esos abusos. Estas prácticas especulativas que no buscan crear riqueza a la sociedad, sino solo ganancias instantáneas a unos pocos, han sido uno de los grandes pilares de la crisis que estamos padeciendo en la actualidad. Nos encontramos inmersos en un modelo económico en el que lo que prima no es la libre competencia, por mucho que nos digan, sino el uso de información privilegiada, lo cual concuerda con la creencia, que he tenido siempre, de que jugar en la bolsa es como jugar a la lotería y que los presuntos entendidos en realidad no entienden nada de nada.

¿Es hora de cambiar el sistema económico en el que estamos inmersos? Desde hace mucho tiempo, pero en realidad en el momento actual vamos para atrás, a paso de cangrejo y somos los ciudadanos los que tenemos que sostener a los bancos doblemente, con nuestros impuestos y con nuestras hipotecas, en una llamada "operación de rescate", tan vergonzosa (ha habido algún banquero o gran empresario, hasta hace dos días partidario absoluto del libre mercado que ha dicho que hay que suspender temporalmente el capitalismo), que seguramente dentro de algunas décadas será estudiada en los libros de historia como uno de los mayores fraudes que se recuerdan.

De la película destacaría una de las lapidarias frases que pronuncia Gordon Gekko a su ambicioso pupilo (un más que correcto Charlie Sheen): "¿No serás tan ingenuo de creer que vivimos en una democracia?". Quizá no haya más que añadir. O quizá sí. La terrible idea de que Gordon Gekko no es más que un eslabón más de la cadena y que los que verdaderamente manejan los hilos están muy muy por encima de él.

En resumen, espero que el siguiente cineforum sea al menos tan interesante como éste. Será un sábado de enero, a determinar y se ha elegido "Hijos de los hombres", de Alfonso Cuarón, una película de ciencia ficción que describe un futuro no muy lejano y muy verosímil. Hablaré de ella cuando se vaya acercando la fecha. Esperemos que para entonces hayamos comprado el ansiado proyector...

8 comentarios:

  1. Estuve en el cine forum del domingo, fue una experiencia muy positiva. Tanto el visionado de la pelicula, que no había visto, como el posterior debate. El cuál resultó un crisol de ideas y pensamientos que me aportaron muchísimo. Recomiendo a todo áquel que pueda que se acerque a la próxima cita, no saldrá defraudado. ERIKA.

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  2. propongo que en el cineforum prolongueis el ciclo "Michael Douglas" y la próxima película sea "Un día de furia", que bien podría considerarse la continuación de Wall Street.
    nabucodonosor.

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  3. Pues una propuesta a tener en cuenta, Nabucodonosor. Además tengo el dvd. Muy agudo lo de la segunda parte de Wall Street. Ni que decir tiene que estás invitado a las próximas sesiones.

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  4. Efectivamente la democracia parace una ilusión vistos los trejemanejes econónicos de los señores que están a la sombra, los dueños de las corporaciones y bancos, incluso centrales,que imponen su agenda política y estratégica e impulsan los medios, al descubierto y secretos, para lograrlo. ¿Tratan de llevarnos a un futuro de NWO (nuevo orden mundial) a imagen del 1984 de orwell? ¿Sí?
    Pienso que en nosotros mismos se haya la consecución positiva de la respuesta.
    Enhorabuena por este blog tan interesante, Miguel.

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  5. Felicidades por el blog, Miguel Angel.
    sobre el tema que tratamos el otro día, ya sabeis los que estuvisteis alli que planteé como alternativa al sistema actual la aplicación de algún tipo de democracia participativa. Para no contar otra vez toda la historia, os remito al artículo aparecido en el Sé Lector "La crisis de la crisis", que tuve que resumir por cuestiones de espacio. O mejor aún, lo envío en una versión un poco mayor que la que salió en la revista. Espero los peros y las críticas, no al artículo en si, sino a la posibilidad de aplicar ese tipo de democracia. Este sistema ya ha dado todo lo que podía de sí, la situación es tan absurda como hace un par de siglos, cuando la aristocracia pretendía seguir mantenidno unos privilegios insostenibles.

    (Veo que este blog es tremendamente democrático: todos somos Anónimo. Me gusta. Fdo.: Anónimo 3215477825)

    LA CRISIS DE LA CRISIS

    Cuando cíclicamente determinado sistema social o económico, del tipo que sea, entra en crisis, es inevitable preguntarse qué se ha hecho mal, qué errores se han cometido a fin de evitar repetirlos en el futuro.

    Si algo caracteriza a nuestras sociedades primermundistas es la creciente frustración de las personas que las componen, frustración que surge no sólo de un consumismo que sólo puede entenderse como enfermedad social, sino como consecuencia de la información con que cuenta cada individuo, mucho mayor y mejor de lo que imaginamos, al margen del buen uso que se haga de ella. Cualquier estudiante de secundaria de hoy en día, al terminar sus estudios, posee más información y cultura, a pesar de las limitaciones del sistema educativo, que el más instruido de los reyes anteriores al siglo XX.

    Un campesino medieval admitía con naturalidad su miseria, impresionado por los conocimientos del párroco local, que, como entonces se decía, ?sabía latín? y la fuerza y poder de su señor feudal. Su complejo de inferioridad ante estos personajes y estamentos, que aún hoy en día se mantienen en actitudes ante políticos, aristócratas decadentes y otros personajes públicos, era suficiente para que admitiera, en su asumido complejo de inferioridad, que su miseria era lógica, inevitable y justa por ser voluntad de algún dios.

    Pero hoy en día, a pesar de la constante manipulación a que estamos expuestos, sabemos mucho más de lo que creemos saber: que los reyes y gobernantes no están ahí por designio divino, que no velan altruistamente por nuestros intereses, que los negocios más rentables, por legales que sean, son producto del robo, la usura  y el saqueo, etc. etc. Eso, que nos puede parecer normal, indica un gran paso en el análisis social: seguimos siendo vasallos, pero ya reconocemos en el vasallaje una situación injusta y, por tanto, potencialmente mejorable.  Pero este mismo conocimiento produce una enorme frustración: saber que mueren a diario al menos  27.000 personas por causas fácilmente evitables y sentir que apenas nada podemos hacer mientras un pequeño grupo maneja a su antojo enormes sumas de dinero  producto de nuestro trabajo no puede por menos que provocar indignación y frustración.
    Y tras la llegada de esta última crisis, que al menos en esta ocasión la élite que dirige de facto el mundo no ha camuflado tras una sangrienta guerra mundial, sino que se ha limitado a saquear sin contemplaciones, es interesante ver las distintas respuestas y soluciones alternativas que van surgiendo a lo largo y ancho del mundo, expuestas públicamente a través de internet con más libertad que por la controlada y manipulada prensa oficial.
    Entre los análisis más interesantes se encuentran aquellos que se dirigen a la raíz del problema, a la estructura misma del sistema, invitando a sustituir esquemas obsoletos verticales por otros horizontales. Si vivimos en un sistema que admitimos como democrático y gobernado por la voluntad de la mayoría, ¿cómo es posible que en todo el mundo se hayan tomado y se estén tomando decisiones que nos afectan a todos sin la más mínima consulta? ¿cómo hemos caído en este chantaje de un pequeño grupo de corporaciones empresariales sin escrúpulos: o subsanáis con dinero público los agujeros que hemos creado o vendrá una crisis que pagareis todos, porque no pensamos devolver ni un dólar de nuestros enormes beneficios especulativos de los últimos años?

    La clave está en la estructura vertical del sistema,  que toma decisiones sólo beneficiosas para una reducida minoría sin tener que rendir cuentas a nadie.

    Imaginemos ahora que viviéramos en un sistema democrático horizontal, más evolucionado que el actual, donde al menos las decisiones de gran trascendencia social, como una declaración de guerra,  qué hacer ante una crisis, o como distribuir los presupuestos, debieran ser tomadas, en última instancia, con el consentimiento mayoritario de la ciudadanía. Imaginemos que se abre un plazo para admitir propuestas: ante la crisis, por ejemplo, seguimiento de todos los movimientos especulativos de los últimos años e identificación de sus beneficiarios, reintegración de dichos fondos a los fondos públicos, con los que  se acaban de rellenar, provisionalmente, los vacíos financieros creados; prohibición de los llamados ?paraísos fiscales?, auténticas cuevas de ladrones; promulgación de leyes que prohíban taxativamente la especulación de cualquier tipo; prohibición de sueldos e indemnizaciones a ejecutivos de empresas mal administradas, etc. etc. En apenas treinta días podrían estar redactadas y aprobadas las leyes más votadas por los ciudadanos y nos aseguraríamos, entre otras cosas, que nunca volveríamos a estar expuestos a otra crisis especulativa como la actual.

    Pero volvamos al hoy en día, sin estar ni a medio resolver esta crisis, ya se está gestando la siguiente: ¿por qué no seguir especulando si al final se soluciona con dinero público? A cambio, sólo nos han dado a nosotros, que estamos pagando cada uno con un puñado de euros de su bolsillo toda esta locura, el placer surrealista de ver a un presidente americano integrista religioso y políticamente de ultraderecha defendiendo ciertas tesis económicas marxistas ante el congreso y el senado de su pueblo, una broma hasta hace poco inimaginable.

    En muchas ocasiones, el camino más efectivo no es el más difícil ni el más duro de llevar a cabo. Somos a quienes ha tocado, tan sólo por haber nacido en esta época, plantear nuevos esquemas, nuevas ideas que hablen de estructuras sociales más efectivas, empecemos, simplemente, por hablar de ello. Y ante quienes digan que el ciudadano medio no está preparado para gobernar su vida social, baste recordarle la experiencia actual de los barrios autogestionados de Porto Alegre (Brasil) donde grupos con más de un 40% de analfabetismo han demostrado con hechos irrefutables que son mucho mejor gestores que el convencional municipio de aquella ciudad con su tradicional actuación política, no muy deferente a la de cualquier ayuntamiento de Europa.

    Pongamos en crisis a la crisis, demos los primeros pasos: si no quiere tener que padecer otra o exponer a sus hijos a un futuro donde una vez más, como tantas en el pasado, vean las crisis ?resueltas? mediante la expeditiva ?solución? de la guerra. Comencemos a cambiar el mundo por el sistema más efectivo a nuestro alcance, el que verdaderamente ha sido motor de todos los cambios sociales: la comunicación. Difundamos la idea de que sí hay solución y que está al alcance de todos por el simple método de proponer y extender una idea nueva, que poco a poco se irá extendiendo. Nosotros, posiblemente, sólo hablaremos de ello, nuestros hijos lo oirán desde la infancia y tal vez ellos mismos o nuestros nietos ya vivan en sociedades democráticamente más evolucionadas donde las decisiones se tomen horizontalmente, mediante sistemas consensuados, no mediante obsoletos sistemas verticales, tan poco efectivos como peligrosos. Así se consiguió que la mitad de la humanidad, las mujeres, obtuvieran derecho a voto no hace tantos años (?Eso es una locura social y una utopía?, decía la prensa de hace 75 años en España); así se consiguieron los derechos humanos y los primeros pasos en pos de la igualdad.

    Cuando cualquier gobierno, al margen de su ideología, se encuentre ante una población mayoritariamente convencida de que se le deben consultar las decisiones sociales que tanto afectan a su vida, deberá inevitablemente ceder ese derecho, como tantas veces sucedió anteriormente a lo largo de la historia.
    El futuro, mucho más de lo que imaginamos, está en nuestras manos, sólo compartiendo ideas mediante la palabra, la característica más humana de cuanto nos hace humanos.


    Nekovidal 2008 nekovidal@arteslibres.net

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  6. Ánimo, MiguelÁngel,voy por el tercer intento de colocar unas palabritas en el blog, pero los duendes parece que se han incrustado en las entrañas de esta criaturita recién nacida.
    Felicidades y a por ellos, los enemigos de las palabras sin hogar.

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  7. A Franjamares: Muchísimas gracias por tu comentario y por los ánimos. Sabes que 1984 es uno de mis libros favoritos, pero no precisamente porque describa mi ideal de sociedad...

    A Neko: Totalmente de acuerdo contigo Neko. El sistema horizontal de democracia es el verdaderamente igualitario. Votar cada cuatro años y desentenderse no es suficiente. Ya es hora de que todos dispongamos de toda la información y se acaben los privilegios de las altas esferas a las que tenemos que pagar los platos rotos. El mundo al revés. Ojalá este sea el principio de un cambio en el sistema, de una profundización gradual y sin violencia en la verdadera democracia. Claro que para ello el ciudadano debe adquirir una conciencia participativa, algo utópico hoy día, aunque un acicate como esta terrible crisis puede despertar a muchos. Yo no abogo por una ruptura o una reforma radical, sino por cambios graduales que nos hagan compartir a todos el poder y la riqueza que a día de hoy solo manejan unos pocos. Muchas gracias por enriquecer el blog de esta manera.

    A Jose Vasanta: Por fín conseguiste colocar el comentario. Gracias por las hermosas palabras que me enviaste al correo y felicidades también por tu blog.

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